A medida que las manecillas del reloj iban alcanzando la medianoche del 1ro. de enero, meridiano tras meridiano hasta completar los 24 que dividen al planeta, la gente fue dando la bienvenida al 2012 con fuegos artificiales, fiestas e infinidad de propósitos y compromisos para el Año Nuevo.
Los primeros en hacerlo fueron los habitantes de los países situados en la zona del Pacífico occidental, donde el nuevo año hizo su aparición para los residentes de Samoa, Tokelau y la Isla de Navidad --según nuestro huso horario-- a las 5 de la mañana, hora estándar del este.
Los próximos en recibirlo fueron los residentes en Nueva Zelandia, donde esplendorosos fuegos artificiales iluminaron la famosa Torre del Cielo (Sky Tower) ,en Auckland.
Una multitud de australianos se concentró como ya es costumbre alrededor de la bahía de Sydney para contemplar igual espectáculo multicolor, mientras la escena se fue repitiendo, con parecido jolgorio en Moscú, Budapest, Berlín, Roma, París y Londres.
Llegado el momento, en Seúl, capital de Corea del Sur, la campana Bosingak resonó 33 veces para celebrar el acontecimiento, mientras en Cambodia los templos budistas golpearon el gong en 108 ocasiones, para conjurar las debilidades que en igual número, según esa religión, tiene el hombre.
En Japón, las familias se dieron cita para la tradicional cena de Toshikoshi Soba en la que se comparten largos “fideos para cruzar o pasar el año” como deseo de que todos tengan una prolongada vida.
Antes de la llegada del Año Nuevo, en el Vaticano el Papa Benedicto XVI presidió la oración de “Te Deum”, mientras horas después en Madrid, cuando el reloj dio las doce de la noche, los españoles comieron las acostumbradas 12 uvas en procura de fortuna para todos los meses del año entrante, una tradición que cada 31 de diciembre también se repite en América Latina.
Aunque las fiestas y los brindis abundan en infinidad de capitales del planeta a propósito de la fecha, quizás la celebración más famosa es la de Nueva York, donde este año se espera una concurrencia de cientos de miles de personas en Times Square para presenciar el tradicional descenso de la esfera de cristal con la que los neoyorquinos dan la bienvenida al nuevo año.
El espectáculo, que según cálculos será visto por más 1.000 millones de televidentes en todo el mundo, tiene este año el atractivo adicional de tener como protagonista a la popular cantante estadounidense Lady Gaga.
La enorme esfera multicolor, que pesa más de cinco toneladas y está iluminada por más de 32 mil lámparas, descenderá en el último minuto del 2011 desde más de 20 metros de altura.