Los abogados de algunas de las víctimas de la masacre ocurrida en Noruega en julio del año pasado pidieron que se le practique una nueva prueba psiquiátrica a Anders Behring Breivik, ya que los médicos que monitorean su comportamiento no han detectado signos de paranoia o esquizofrenia y además no está siendo tratado.
El 22 de julio de 2011, Breivik, de 32 años, activó un carro bomba en Oslo frente a la sede del Gobierno que dejó ocho muertos. Luego tomó un arma, se dirigió a un campamento de verano y asesinó a otras 69 personas.
Previo a los asesinatos, envió por correo electrónico a miles de contactos un manifiesto de 1.500 páginas que había elaborado durante varios años. En el documento exponía sus ideas y revelaba los preparativos de los atentados.
En noviembre del año pasado, una comisión médica entregó un informe según el cual Breivik había desarrollado una esquizofrenia paranoide durante un largo período y que vivía "en su universo propio de delirios de grandeza y bizarros".
El fundamentalista cristiano creía que sería el regente en Noruega por ser "el caballero más perfecto desde la II Guerra Mundial", y que su organización, los Caballeros Templarios, asumirían el poder en Europa.
La corte deberá decidir a mediados de enero si le realizan una nueva evaluación psiquiátrica al acusado.