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Germano había prometido llevarnos a un cuarto muy especial en donde se reúnen los familiares de las víctimas del 11-S. La idea no me impresionaba.
Después de haber visto tantos sitios emotivos en Nueva York, visitar un cuarto dentro de un gigantesco edificio no me parecía lo más espectacular, pero nos dejamos llevar por este superviviente.
Germano Riviero sobrevivió a los ataques del 2001, ayudó en las actividades de rescate y le conocimos frente a la Zona Cero, lugar que suele visitar varias veces por semana.
Llegamos al punto acordado, justo en la entrada principal del edificio One Liberty Plaza, ubicado frente a donde solían estar las Torres Gemelas.
Pasamos seguridad y subimos hasta el piso 20 del edificio. Se trata de un edificio normal de oficinas, nada que me indicara que estábamos por ver un pequeño santuario de recuerdos.
Saludamos a algunas personas en la entrada, caminos al fondo de un pasillo y Germano abrió la última puerta de la izquierda. Entramos. No lo podía creer. Me quedé sin palabras.
Se trata de un cuarto forrado completamente por fotografías, cartas, peluches, tarjetas y decenas de objetos de todo tipo que utilizan los familiares de las víctimas del 11-S para recordar a quienes perdieron la vida en el atentado.
En un cuarto privado, un área exclusiva para guardar respeto, en muchos casos dolor.
Rostros por todas partes, mujeres, niños, hombres, bomberos, policías, hispanos, estadounidenses, musulmanes, todos están ahí.
“Cada familiar viene para recordar a su ser querido. Se quedan por horas, simplemente viendo la foto de su esposo, esposa, hijo, sin decir nada. Otras veces organizan reuniones en donde, conversan, sonríen y el ambiente es más relajado”, asegura Riviera.
En este llamado ‘Cuarto Familiar’ se respira dolor, tristeza, pero también esperanza. “No todo es venir y llorar. También es un lugar que nos motiva a seguir viviendo todos los días”.