Desde la década de 1950, la ayuda alimentaria de Estados Unidos ha alcanzado a más de 3.000 millones de personas en más de 150 países, según USAID.
Un nuevo estudio revela que el dinero puede ser más eficaz que la ayuda alimentaria para llegar a quienes padecen hambre.
El hallazgo se produce en momentos en que el Congreso de Estados Unidos analiza la ley que rige el presupuesto de $2.000 millones de dólares en ayudas alimentarias.
Sin embargo, los autores del estudio señalan que no existe una manera única de llegar con ayuda, sino que la flexibilidad es la clave, según informa Steve Baragona de la Voz de América.
Desde la década de 1950, la ayuda alimentaria de Estados Unidos ha alcanzado a más de 3.000 millones de personas en más de 150 países, según las cifras de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La ayuda alimentaria se origina en gran parte a partir de los cultivos comerciales que se plantan en Estados Unidos, como el maíz, la soja y los cereales para producir aceite vegetal.
El programa es también un motivo de orgullo para los agricultores y elaboradores de alimentos que han sido firmes partidarios del programa. Pero la comida es a menudo disponibles a nivel local a un costo más bajo que la que es enviada a través del océano.
Los críticos dicen que lo que la gente realmente necesita en una crisis es el dinero para comprar su propia comida. Es por eso que los donantes europeos apoyan las ayudas con efectivo y que se realicen las compras a nivel local más que la ayuda alimentaria.
Estados Unidos gastó alrededor de $200 millones de dólares en efectivo y bonos en 2012, del presupuesto de alrededor de $2.000 millones. Ahora el Congreso está considerando una legislación que permita un poco más de flexibilidad.
El hallazgo se produce en momentos en que el Congreso de Estados Unidos analiza la ley que rige el presupuesto de $2.000 millones de dólares en ayudas alimentarias.
Sin embargo, los autores del estudio señalan que no existe una manera única de llegar con ayuda, sino que la flexibilidad es la clave, según informa Steve Baragona de la Voz de América.
Desde la década de 1950, la ayuda alimentaria de Estados Unidos ha alcanzado a más de 3.000 millones de personas en más de 150 países, según las cifras de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La ayuda alimentaria se origina en gran parte a partir de los cultivos comerciales que se plantan en Estados Unidos, como el maíz, la soja y los cereales para producir aceite vegetal.
El programa es también un motivo de orgullo para los agricultores y elaboradores de alimentos que han sido firmes partidarios del programa. Pero la comida es a menudo disponibles a nivel local a un costo más bajo que la que es enviada a través del océano.
Los críticos dicen que lo que la gente realmente necesita en una crisis es el dinero para comprar su propia comida. Es por eso que los donantes europeos apoyan las ayudas con efectivo y que se realicen las compras a nivel local más que la ayuda alimentaria.
Estados Unidos gastó alrededor de $200 millones de dólares en efectivo y bonos en 2012, del presupuesto de alrededor de $2.000 millones. Ahora el Congreso está considerando una legislación que permita un poco más de flexibilidad.