El presidente Barack Obama depositó una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido para honrar a los miembros de las fuerzas armadas que han muerto en servicio al país.
La presencia del mandatario estadounidense en el Cementerio Nacional en Arlington en el Día de los Caídos en combate refleja una larga tradición presidencial y se produce en momentos en que las fuerzas de Estados Unidos luchan en varios países del Medio Oriente.
“Como Comandante en Jefe no tengo una mayor responsabilidad que la de liderar a nuestros hombres y mujeres en uniforme. No tengo una obligación más solemne que enviarlos hacia el peligro”.
Obama señaló que piensa en ello “cada vez que apruebo una operación (militar) como Presidente, cada vez que como esposo y padre firmo una carta de condolencia, cada vez que Michelle y yo nos sentamos al lado de la cama de un guerrero herido”.
Menos del 1% de la población estadounidense forma parte de las fuerzas armadas, cuyo reclutamiento es voluntario.
En la ceremonia de Arlington hablaron también el general Joseph Dunford, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y el secretario de Defensa, Ashton Carter.
Fuerzas especiales estadounidenses continúan cumpliendo peligrosas misiones en Siria, Irak y Afganistán, pese a que la presencia militar en los últimos dos países ha sido reducida substancialmente durante el gobierno de Barack Obama.
Antes de la ceremonia en Arlington, el presidente Obama ofreció un desayuno en la Casa Blanca para familiares de los caídos en las guerras y grupos de veteranos.