La oposición a Cristina Fernández gana en los cinco principales distritos del país en las elecciones primarias para el Congreso y le complica sus planes de reelección para 2015.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y su Frente para la Victoria perdieron en cinco de los principales distritos del país –Buenos Aires, la Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza—y aunque sigue siendo la primera fuerza nacional ha cumplido la peor elección en 10 años.
Los resultados constituyen un retroceso mucho mayor de lo que imaginaba el kirchnerismo en sus cálculos más pesimistas: apenas alcanzó el 26 por ciento de los votos a nivel nacional, cuando en la que había sido hasta ayer su peor elección, la de 2009, había sumado 5 puntos más, el 31,2 por ciento.
“Esto es un batacazo. Nadie esperaba un triunfo y mucho menos así, con esta diferencia”, dijo al periódico Clarín el ganador en Buenos Aires, Sergio Massa, líder del opositor Frente Renovador. Su victoria bien podría estar colocandole en ruta a una posible candidatura presidencial para 2015.
No obstante, tras conocer los resultados, la presidenta Fernández recordó que su partido sigue siendo "la mayor fuerza nacional y además somos gobierno".
Las elecciones primarias del domingo servían para elegir a los candidatos para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado en las elecciones legislativas generales programadas para el 27 de octubre, pero también era un termómetro de la popularidad tanto de la presidenta argentina como del “kirchnerismo” mismo.
El voto de castigo en esta elección aleja la posibilidad de que Fernández aspire a mantenerse en el poder más allá de 2015, cuando se cumplirán 12 años de gobiernos kirchneristas, entre los cuatro de su fallecido esposo, Néstor Kirchner, y ocho de ella. Difícilmente en dos meses cambie demasiado el humor de la sociedad argentina.
Fernández necesitaría tener dos tercios de los votos en las dos cámaras del Parlamento para reformar la Constitución y permitir así postularse a una segunda reelección.
Los resultados constituyen un retroceso mucho mayor de lo que imaginaba el kirchnerismo en sus cálculos más pesimistas: apenas alcanzó el 26 por ciento de los votos a nivel nacional, cuando en la que había sido hasta ayer su peor elección, la de 2009, había sumado 5 puntos más, el 31,2 por ciento.
“Esto es un batacazo. Nadie esperaba un triunfo y mucho menos así, con esta diferencia”, dijo al periódico Clarín el ganador en Buenos Aires, Sergio Massa, líder del opositor Frente Renovador. Su victoria bien podría estar colocandole en ruta a una posible candidatura presidencial para 2015.
No obstante, tras conocer los resultados, la presidenta Fernández recordó que su partido sigue siendo "la mayor fuerza nacional y además somos gobierno".
Las elecciones primarias del domingo servían para elegir a los candidatos para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado en las elecciones legislativas generales programadas para el 27 de octubre, pero también era un termómetro de la popularidad tanto de la presidenta argentina como del “kirchnerismo” mismo.
El voto de castigo en esta elección aleja la posibilidad de que Fernández aspire a mantenerse en el poder más allá de 2015, cuando se cumplirán 12 años de gobiernos kirchneristas, entre los cuatro de su fallecido esposo, Néstor Kirchner, y ocho de ella. Difícilmente en dos meses cambie demasiado el humor de la sociedad argentina.
Fernández necesitaría tener dos tercios de los votos en las dos cámaras del Parlamento para reformar la Constitución y permitir así postularse a una segunda reelección.