Los altos precios del combustible y los autos, la conciencia ambiental, el complicado tráfico, los largos trayectos del transporte público y el auge del modo de vida fit han contribuido al auge de la bicicleta en casi todo el mundo.
Su uso ha pasado poco a poco de ser solo recreativo para convertirse en la forma primaria de transporte para miles de personas que prefieren pedalear al trabajo, al estudio o la casa.
Sin embargo, las experiencias difieren de ciudad en ciudad, dependiendo de lo “amigables” que sean sus vías para el ciclista.
Bogotá, con infraestructuras dedicadas y políticas públicas, es conocida como "la capital del ciclismo" en Latinoamérica; mientras que Miami, una urbe emergente ahogada por un complicado tráfico, trata de desprenderse todavía sin éxito de la dependencia de los autos.
En el otro espectro está La Habana, donde se pedalea por necesidad, sobre todo desde que la endémica crisis de combustible se intensificó en los últimos tres años. Allí ahora se habla de "olvidar los malos recuerdos" de la crisis de 1990, -cuando este se volvió casi el único medio de transporte para el cubano medio -y fomentar una cultura más sana de la bici.
Bogotá, el ejemplo en la región
El 15 de diciembre de 1974, los bogotanos se apropiaron de las calles, dando paso a lo que actualmente se conoce como la Ciclovía. Un espacio recreativo en el que, cada domingo, se cierran algunas calles vehiculares y las familias salen a hacer deporte.
Sin embargo, el auge del ‘caballito de acero’ ha ido más allá y en la ciudad su uso no es solo recreativo. Grandes y chicos lo asumen como su medio de transporte. Es el caso de Karol, de 17 años, quien le contó a la Voz de América que es su preferido, en las mañanas, para evitar los trancones.
Para otros, es la excusa perfecta para hacer ejercicio. Don Guillermo Quiroga, por ejemplo, saca su bicicleta cada semana para hacer alguna diligencia, pues dice que favorece su salud y, además, le ahorra en el transporte. Ya no trabaja, pero, a sus 70 años, dice que es uno de sus hobbies y cuenta que, a veces, demora hasta tres horas en cada trayecto, pues atraviesa la ciudad desde el norte hasta el centro.
Es el caso también del médico veterinario David Gutiérrez, quien le gusta hacer deporte en su bicicleta y se ahorra más de una hora, comparado con el bus para llegar a su trabajo o su casa: “Te desestresas, es mucho más rápido mi recorrido”, afirmó a la VOA. Aunque dice que son muchos más los beneficios, cree que “la inseguridad” es un tema complicado, por los continuos robos a bicicletas, y la cultura del manejo de los ciclistas.
Un hecho del que no escapó Jimeno Pérez, un vigilante de 49 años que atraviesa la ciudad en 'bici' cada día, en la que recorre diariamente casi 33 kilómetros en poco menos de dos horas para llegar a su trabajo. Sin embargo, tuvo que cambiarse al transporte público pues, hace más de una semana, contó a la VOA, le robaron su amada bicicleta, mientras estaba de compras.
Para la higienista oral y auxiliar de odontología, Leidy Durán, a quien la VOA acompañó en su recorrido en bicicleta de alrededor de 12 kilómetros para llegar al trabajo, este medio de transporte es su mejor opción. De lo contrario, cuenta la mujer de 26 años, tardaría casi dos horas en llegar a la clínica dental donde trabaja, mientras que en su bicicleta demora solo de 40 a 50 minutos cada día.
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Un estilo de vida
José Gabriel Ortiz es un promotor de la bicicleta en Bogotá. Cofundador de emprendimientos Bike Fest Bogotá y Criterium Bogotá, creó Bikersprints, una empresa de ciclismo colombiano que promueve su uso con un enfoque más empresarial.
Para él, Bogotá y sus habitantes se han apropiado de esta tendencia del ciclismo urbano como parte de la vida cotidiana. “En 10 años he visto como los viajes diarios en bicicleta se han duplicado pasando de 400.000 a 800.000 aproximadamente. La industria y el gremio también se han visto beneficiados por una creciente ola de nuevos usuarios”, contó a la VOA.
Según Ortiz, la misma topografía de la ciudad facilita la movilidad en bicicleta, teniendo en cuenta la ubicación en el altiplano, pero enfatiza en que es necesario “ganar terreno” en el ámbito de la seguridad y la pedagogía. “Hay políticas públicas que se quedan cortas en la promoción del uso de la bicicleta, pero sin duda y, a pesar del clima y la falta de empatía de otros actores viales, la bicicleta se sigue afianzando como un medio de transporte esencial en la vida bogotana”, gracias, además, por “las falencias del transporte público”.
Pedaleando por América Latina
Según el Índice Global de Ciudades y Bicicletas 2022, solo siete ciudades en América Latina se encuentra dentro de las 90 principales urbes más amigables con los ciclistas: la capital chilena, Santiago, es la mejor ubicada, (posición 58), seguida por Sao Paulo (76), Ciudad de México (80) y Bogotá (81).
El índice Copenhagenize, que realiza una clasificación de las mejores ciudades del mundo para circular en bicicleta, ubicó en 2019, por primera vez, a la capital colombiana en el puesto 12, la mejor en la región, superando a ciudades como Barcelona y Berlín. Los 10 primeros lugares de la lista son ocupados por ciudades europeas, lideradas por Copenhague o Ámsterdam.
Por otro lado, aunque la infraestructura está dirigida al movimiento de automotores, existen ciudades como Bogotá, Santiago de Chile, Río de Janeiro y Sao Paulo que invierten en lograr vías para que los ciclistas se muevan por sus calles. Bogotá es la metrópolis que ofrece más kilometraje para transitar a través de este medio. En 2018, contaba con 500 kilómetros disponibles, actualmente, tiene 600 dispuestos para ciclorrutas.
¿Se incentiva el uso de la bicicleta?
Según un monitoreo elaborado por el periodista guatemalteco Carlos Raúl Kestler para el medio Distintas Latitudes, de 20 países en América Latina, once cuentan con leyes que obligan a las autoridades encargadas a incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano.
En Buenos Aires, en mayo de 2022, comenzó a regir la Ley provincial de Movilidad Sustentable, que impulsa el uso de la bicicleta en la Provincia de Buenos Aires. En Perú, el pleno del Congreso aprobó en mayo de 2021, por unanimidad, un proyecto de ley que promueve el uso de la bicicleta como un medio de transporte sostenible, impulsado además para mantener el distanciamiento social, en el marco de la pandemia generada por el COVID-19.
En Colombia, en octubre de 2016, Colombia sancionó la Ley 1811, que modifica el Código Nacional de Tránsito y otorga descuentos en tarifas de viajes mixtos y establece un espacio para las bicicletas de por los menos del 10 % del estacionamiento edificios públicos. Así mismo, un incentiva la instalación y uso de portabicicletas en todos los medios de transporte público y otorga incentivos para los funcionarios públicos que la usen.
Ciclistas contra el tráfico
Miami va en camino a convertirse en una de las ciudades de más rápido crecimiento en el hemisferio. La llegada de cientos de miles de nuevos habitantes - en gran parte inmigrantes- sólo en los últimos cinco años han elevado los precios, aumentado su población y complicado aún más el ya molesto tráfico, considerado el quinto peor de EEUU.
Considerada entre las 10 ciudades con el peor ranking de congestión urbana en el mundo, Miami se pierden alrededor de 105 horas al año debido a retrasos.
En la gran urbe del sur de la Florida, según datos oficiales, los hogares poseen como promedio dos autos y aunque existen áreas más "amigables" como Coconut Grove, Miami Beach y parques naturales con senderos para montar bicicleta, otros vecindarios no poseen la infraestructura para proteger al ciclista contra los agresivos conductores.
"Yo comencé a montar bicicleta durante la pandemia (de Covid-19) pero tuve que dejarlo porque yendo una vez en mi carril un chofer me atropelló y se dio a la fuga. Desde entonces no he podido montar más y simplemente cojo el autobús", contó a la VOA el joven cubano Alexis Larrea, quien se queja que "Miami es una ciudad difícil para andar sin carro, todo queda lejos y el transporte público no es el mejor".
Rodrigo Salvantini confiesa que se trajo su bici de carreras desde Uruguay y que es su preferida para entrenar los fines de semana. "Con unos amigos nos vamos a Key Biscayne (un cayo conectado a la ciudad por un largo puente) a recorrer, pero solo por esa zona o a veces por el Downtown, pero no se me ocurriría usar la bici para ir a trabajar, todo aquí queda demasiado lejos y no hay seguridad en las vías", insistió.
Recientemente las autoridades de tránsito han instalado más protecciones en algunos carriles dedicados en exclusivo a ciclistas, en forma de pequeñas barreras para intentar detener a los conductores que manejan sobre ellos, pero solo en contadas áreas.
Masa Crítica para vencer prejuicios
Una Masa Crítica es un fenómeno ciclista para promover el debate sobre la movilidad sostenible, darle visibilidad a los ciclistas, al tiempo que ofrece una mejor protección a quienes conducen las bicicletas, que viajan en grandes grupos, a menudo obligando a los autos a cederles el paso que usualmente les niegan.
Cientos de personas toman las calles de Miami los últimos viernes de cada mes ante la impaciencia de los choferes, que les dedican improperios desde el timón. "A nosotros nos nos importa, la calle siempre es de ellos, nosotros la reclamamos por un par de horas, creo que es justo", razonó Brian Hemp, uno de los entusiastas que "no falta" a estas citas.
Otros, como Kevin Valladares, confesó que tenía sus reservas sobre montar bicicleta en Miami porque había visto "como los conductores trataban a los ciclistas" y contó que en más de una ocasión había escuchado como uno de sus amigos se había visto envuelto en un accidente con un auto. Con la Masa Crítica logró vencer ese temor.
El gran grupo de ciclistas recorre arterias principales de la ciudad como la Calle 8 de la Pequeña Habana y la avenida Flagler, pasando por barrios históricos como Allapatah y Model City. La iniciativa es promovida por Miami Bike Scene, un grupo que invita a recorrer Miami desde una bicicleta.
"Hay un gran estigma sobre los ciclistas en esta ciudad. Incluso cuando vamos por nuestros carriles, los carros se meten en nuestras vías y como todos en Miami van tarde a todos lados, les impacienta tener que aminorar la velocidad cuando ven a una bicicleta. Es algo automático, ven una bicicleta y ya se molestan", aseguró el joven venezolano.
Valladares también reconoció que existen "ciclistas que no cumplen las normas" y manejan sus bicicletas por carriles que no les corresponden. "Pero todo está en la voluntad de convivir en armonía y en tener empatía. Quizás mi única vía para moverme", advierte.
Superando traumas en La Habana
Decenas de bicicletas también ruedan un día al mes por las calles irregulares de La Habana, Cuba. Desde 2018, la iniciativa Citykleta y su fundador, Yasser González, se han encargado de mantener vivo el espíritu de la Masa Crítica en la capital cubana, un esfuerzo que ha tenido sus retos.
González creció en la pequeña ciudad de Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud; donde la bicicleta es uno de los medios de transporte vitales para la comunidad. Cuando se mudó a La Habana se dio cuenta que los ciclistas habían casi desaparecido.
Su trabajo con una empresa que ofrecía tours en bicicleta a turistas que llegaban a la ciudad le hizo darse cuenta de cómo se apreciaba este medio de transporte en otros países, sobre todo de Europa, algo que en Cuba se asociaba con uno de los periodos más negros de su historia reciente: la intensa crisis de principios de los años 1990.
En el llamado "Periodo Especial" la escasez de combustible detuvo el transporte público. En un país donde no es común poseer un automóvil, los cubanos acudieron a la bicicleta como último recurso. Poco a poco, con la revitalización del país, pedalear se volvió cada vez menos común.
"Había que promover nuevas experiencias con las bicicletas para para suprimir los malos recuerdos de los años 90", indicó a la VOA González, que fundó su emprendimiento Citykleta hace unos cinco años, primero para ofrecer experiencias turísticas, algo que evolucionó en la promoción de eventos comunitarios y alianzas con otros proyectos e instituciones.
La Masa Crítica y las "vueltas de noche" por la ciudad están entre las principales actividades que González y Citykleta promueven para que que los cubanos "vean el potencial de la bicicleta, primero reconectándola con experiencias felices, y ya después ellos van a decidir si van o no a usarlo como medio de movilidad".
En la isla esto "es bastante complicado, sobre todo por la escasez de recursos", insiste el ingeniero informático convertido en promotor de la bicicleta a tiempo completo. "Los cubanos están abrazando este modo de vida, pero muy lentamente, es muy lento el proceso porque nada está cambiando (a nivel institucional) para favorecer el uso de la bicicleta", señaló en referencia a "que no se hacen cambios las infraestructuras, no se hace promoción".
Un renacer de la bicicleta en La Habana
Si bien por necesidad - el fantasma del Periodo Especial volvió a asomar su cabeza con recientes crisis de combustible - la bicicleta ve un nuevo renacer en la capital cubana.
"La Cultura de la Bicicleta en La Habana no ha muerto" proclaman desde Citykleta, que recientemente organizó un festival junto a otros emprendimientos como Rutabikes y Velocuba, que también funcionan como talleres de reparación y otros negocios privados, como el servicio de mensajería Mandao, que usan la bicicleta como parte de sus operaciones.
Para Yiset Rodríguez, desempolvar su bicicleta fue "menos traumático que para otras personas" porque ya montaba todos los fines de semana desde hace varios años, sin embargo, "tener que usarla como medio de transporte principal fue duro al principio".
Como cientos de habaneros, la joven economista ha sufrido con la escasez de combustible que afecta a todo el país, sumido en una de las peores crisis económicas de su historia reciente. La falta de gasolina ha sido tanta, que ha obligado al gobierno a mantener solo los servicios indispensables, limitar el transporte público y hasta a suspender el tradicional desfile masivo por el 1 de Mayo en saludo al Día de los Trabajadores.
"No hay transporte público, y los taxistas privados cobran muchísimo, así que no queda de otra que usar la bicicleta para moverse", dijo al tiempo que coincidió en que cada día "se ven más personas en bicicleta" en la calles. "Es mejor que caminar", sentenció.
Otra de las preocupaciones para los ciclistas es "el mal estado de las calles, hay huecos, en las noches no hay luces en las calles y a veces vas manejando, no te das cuenta, te caes y te estropeas", advirtió por su parte Atilio Martínez, un habanero de 52 años que todavía recuerda "el pedal" que tuvo quedar en los 90s.
"Es así, las cosas son cíclicas, por suerte no me deshice de mi vieja bicicleta china, aunque no es fácil encontrar piezas, siempre es mejor que gastar una fortuna en una nueva, si la encuentras", lamentó.
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