El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y su homólogo británico, David Lammy, llegaron el miércoles a Kiev en una visita conjunta, mientras Ucrania presiona a Occidente para que le permita usar sus misiles de largo alcance contra Rusia.
Los diplomáticos llegaron a la capital ucraniana en tren horas después del debate presidencial de Estados Unidos, durante el que la vicepresidenta, Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump discutieron sobre la guerra que dura ya dos años y medio.
Blinken viajó desde Londres, donde acusó a Irán de suministrar a Rusia misiles balísticos de corto alcance Fath-360, lo que calificó como una “drástica escalada” del conflicto.
Ucrania lleva meses pidiendo autorización para emplear las armas de largo alcance suministradas por Estados Unidos y sus socios occidentales para atacar objetivos en territorio ruso, y se espera que insista más tras la supuesta última adquisición armamentística del Kremlin.
“Esperamos conseguir equipos de largo alcance para atacar el territorio de nuestro enemigo y disponer de ellos", dijo el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, a Lammy. “Esperamos su ayuda y apoyo en este asunto".
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En una conferencia de prensa en la víspera, Shmyhal apuntó que “si se nos permite destruir objetivos militares o armas preparadas por el enemigo para atacar Ucrania, se daría más seguridad a nuestros ciudadanos, a nuestro pueblo, y a nuestros niños”.
“Estamos trabajando para ello y seguiremos presionando todos los días”, añadió.
“El uso por parte de Rusia de armas de sus aliados terroristas para golpear a Ucrania continúa su guerra genocida y su terrorismo en nuestro territorio”, agregó en referencia a las armas iraníes.
“Debemos ser capaces de responder a este terrorismo del mismo modo, destruyendo objetivos militares en su territorio para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos”.
La visita del miércoles se produce antes del próximo viaje del primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, a Washington. Está previsto que se reúna con el presidente, Joe Biden, en la Casa Blanca el viernes. Está previsto que la solicitud ucraniana de autorización para atacar objetivos rusos forme parte de la agenda del encuentro.
Biden ha permitido que las fuerzas de Kiev disparen misiles suministrados por Estados Unidos al otro lado de la frontera con Rusia en defensa propia, pero ha limitado en gran medida la distancia que pueden alcanzar por temor a una mayor escalda del conflicto.
La inusual visita conjunta de los jefes de la diplomacia británica y estadounidense fue anunciada con antelación, una señal pública del respaldo de Washington y Londres a Ucrania antes de lo que podría ser un brutal invierno de ataques rusos.
Los ataques aéreos rusos, dirigidos en su mayoría a debilitar la infraestructura energética rival, se han intensificado en las últimas semanas con ofensivas nocturnas de misiles y aviones no tripulados.
A la llegada de los diplomáticos a Kiev, Reino Unido anunció el veto a 10 barcos comerciales a los que acusa de transportar petróleo ruso de forma ilícita, violando las sanciones internacionales. El gobierno británico dijo que los buques no podrán entrar en puertos británicos y que podrían ser detenidos si lo hacen.
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