Obama y Romney con espacio para equivocarse
A menos de cuatro meses para las elecciones, la campaña presidencial del 2012 todavía parece muy cerrada. La última encuesta del Washington Post-ABC News muestra al presidente Barack Obama y a Mitt Romney empatados con el 47% cada uno y que la preocupación por la economía sigue siendo el motor de la elección.
La encuesta muestra también que más votantes se están decidiendo hacia un lado o hacia el otro y eso deja un grupo relativamente reducido de indecisos puros como objetivo a conseguir de aquí a noviembre.
El sondeo del Post-ABC encontró que unos dos tercios de los consultados creen que el país está seriamente fuera de rumbo, una mala noticia para el presidente. Por otro lado, a Obama le va mucho mejor que a Romney en el tema de la simpatía.
Cincuenta y ocho por ciento de los entrevistados creen que el presidente va a ganar en noviembre, comparado con 33% que escogen a Romney. Noventa y cuatro por ciento de los partidarios de Obama creen que el presidente ganará y 24% de los seguidores de Romney también creen que ese será el resultado, mientras que el 66% de los que votarían por Romney piensan que su candidato saldrá victorioso.
Las encuestas recientes sugieren que, a medida que se acerca noviembre, ambos candidatos, el presidente Obama y su supuesto rival republicano, Mitt Romney, tienen, cada uno, presumibles fortalezas y debilidades. Así que ahora es un buen momento para revisarlas.
Las ventajas de Obama
Primero, Barack Obama está en funciones y los presidentes en funciones son difíciles de vencer. Desde el fin de la II Guerra Mundial, solo dos presidentes en funciones han fracasado en ganar un segundo período. El demócrata Jimmy Carter perdió ante el republicano Ronald Reagan en 1980 y el republicano George H. W. Bush fue derrotado por el demócrata Bill Clinton en 1992. (No incluyo la derrota de Gerald Ford a manos de Carter en 1976 porque, en primer lugar, Ford fue presidente pero nunca fue electo como tal).
Los partidarios de Obama serían inteligentes en mantener en mente que si bien ser el presidente tiene ventajas, un presidente que intenta reelegirse se vuelve más vulnerable cuando los votantes piensan que la economía de la nación se ha debilitado, como fueron los casos en la derrota de Carter en 1980 y de Bush en 1992.
Si Obama va a ganar un segundo período este año, va a tener que encontrar la manera de contrarrestar la narrativa promovida por la campaña de Romney y por los republicanos en general, que Barack Obama es un fracaso de presidente en lo que a la economía se refiere.
La estrategia del Colegio Electoral del presidente
Otra ventaja que tiene Obama es la cantidad de formas en que él puede llegar a los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para ganar un segundo período.
Obama se apuntó una gran victoria sobre el republicano John McCain hace cuatro años, no solo en el voto popular (53 a 46%), sino también en el recuento de votos en el Colegio Electoral (365-173). El presidente puede perder este año algunos de los Estados que ganó en 2008 y aun así ganar la elección porque parece tener más opciones para reunir la coalición de Estados necesaria y llegar al número mágico de 270 votos electorales.
La mayoría de expertos creen que el presidente va volver a tener problema este año para ganar estados como Indiana y Carolina del Norte, donde los electores parecen decepcionados por su trabajo y se inclinan por los republicanos. Pero mientras Obama pueda mantener algunos de los estados decisivos como Colorado, Ohio, Florida y Virginia, va a tener una pequeña ventaja electoral sobre Mitt Romney en noviembre. Por supuesto que mantener la ventaja en los próximos meses en medio de una lánguida economía va a ser un gran reto para la campaña de Obama.
Finalmente, los sondeos de opinión muestran que el presidente tiene una gran ventaja en simpatía sobre Mitt Romney. Las encuestas muestran que a muchos votantes les agrada el presidente de manera personal aunque están decepcionados por el resultado de su gobierno. Esa es una razón por la cual la campaña de Obama ya ha gastado tanto dinero pasando anuncios negativos de televisión en contra de Romney en estados decisivos como Virginia y Ohio.
El presidente está tratando de seguir al pie de la letra una página del manual de campaña de su predecesor republicano, George W. Bush. En la campaña del 2004, Karl Rove, el estratega de Bush, se propuso definir al candidato demócrata John Kerry de manera negativa antes de que los votantes tuvieran una idea clara de por quién querían votar. La estrategia funcionó porque puso a Kerry a la defensiva en lo que se suponía era su fuerte –su experiencia militar durante la guerra de Vietnam—y eso ayudó a que Bush ganara una elección bastante cerrada ese noviembre.
A esta estrategia hay que añadirle los ataques coordinados que subrayan el hecho de que Mitt Romney tiene cuentas de banco en paraísos fiscales, en Suiza y otros lugares, tratando de probar de que las tiene para evitar pagar impuestos en Estados Unidos. Un vocero de Romney dice que el ex gobernador de Massachusetts ha pagado todos sus impuestos y que su renta imponible es la misma que si el fondo de inversión estuviera en Estados Unidos.
Las ventajas de Romney
Él no es presidente y eso es bueno si el 2012 se convierte en un año de cambio de presidente, algo de lo que se benefició Obama hace cuatro años. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son usualmente un referéndum sobre el que está en funciones y si las noticias sobre la débil economía siguen igual o empeoran, los votantes estarán tentados a mostrar su descontento con el presidente y probar con alguien nuevo.
La campaña de Obama está gastando decenas de millones dólares tratando de definir a Mitt Romney antes de que la campaña llegue a su punto álgido y hay evidencias que parecen mostrar que los anuncios negativos están haciendo daño a Romney en los estados más disputados como Florida, Ohio y Virginia.
Sin embargo, todo eso se va a olvidar el día de la elección si los electores deciden que la economía está mal y que Obama simplemente no está para componerla. La campaña de Romney apuesta a que la mayoría de los independientes o votantes fluctuantes van a sacar esa conclusión y le van a inclinar la elección a su favor.
Una segunda ventaja para Romney parece ser el dinero. El total de fondos recolectados en junio muestran que los de Romney han conseguido $106 millones, bastante más que los $71 millones de Obama en ese mismo mes. Esto significa que dos meses seguidos Romney ha prevalecido sobre el presidente en este rubro.
Hace cuatro años, el republicano John McCain fue superado enormemente por la máquina de recolección de fondos detrás de Barack Obama que le sirvió para conseguir impresionantes victorias no solo en los estados decisivos, sino también donde los demócratas no habían ganado durante décadas como Indiana, Carolina del Norte y Virginia.
Pero este año, la máquina republicana de fondos está captando el dinero y la influencia de los llamados grupos Super Pac (Comités de acción política por sus siglas en inglés) que pueden resultar enormemente útiles para los esfuerzos de Romney en noviembre. La campaña de Obama ha gastado mucho dinero últimamente para exponer el récord de Romney como hombre de negocios y como gobernador, pero ese esfuerzo consume el dinero disponible. Romney y sus aliados están guardando su dinero para más tarde cuando se espera que hagan un esfuerzo final por conquistar votantes con una variante de la famosa frase de Ronald Reagan en su debate de 1980 con el presidente Jimmy Carter --¿Estás mejor hoy que hace cuatro años?
El entusiasmo de los votantes es un factor grande
La tercera ventaja de Romney será el entusiasmo de los electores. Los republicanos están más ansiosos por ir a votar este año que en 2008, más que todo porque que quieren sacar a Obama de la presidencia. Los conservadores puede que no adoren a Mitt Romney como candidato republicano, pero van a salir en hordas con tal de negarle la reelección al presidente.
Los activistas del Tea Party lideraron el camino en 2010 con su ira por el rescate de los bancos y la ley de salubridad. Eso ayudó a los republicanos a recuperar el control de la Casa de Representantes y aumentar su número de puestos en el Senado.
La actividad del Tea Party llegó a su climax hace dos años y puede resultar difícil repetirla este año. Pero el presidente Obama y los demócratas están seguros de que a ellos les va a costar más este año hacer que sus partidarios salgan a votar, especialmente a los estudiantes universitarios y a las minorías que salieron en masa en el 2008, muchos votando por primera vez.
Muchos de ellos están decepcionados de Obama y van a necesitar más trabajo para que voten en noviembre. Yo no creo que haya que rogar a muchos republicanos para que salgan. Así que, hasta cierto punto, la elección del 2012 está convirtiéndose en una elección de movilización –de salir a conseguir votos—para ambos partidos, con relativamente pocos indecisos en el medio cambiando de un lado al otro en las semanas finales.
A menos de cuatro meses para las elecciones, la campaña presidencial del 2012 todavía parece muy cerrada. La última encuesta del Washington Post-ABC News muestra al presidente Barack Obama y a Mitt Romney empatados con el 47% cada uno y que la preocupación por la economía sigue siendo el motor de la elección.
La encuesta muestra también que más votantes se están decidiendo hacia un lado o hacia el otro y eso deja un grupo relativamente reducido de indecisos puros como objetivo a conseguir de aquí a noviembre.
El sondeo del Post-ABC encontró que unos dos tercios de los consultados creen que el país está seriamente fuera de rumbo, una mala noticia para el presidente. Por otro lado, a Obama le va mucho mejor que a Romney en el tema de la simpatía.
Cincuenta y ocho por ciento de los entrevistados creen que el presidente va a ganar en noviembre, comparado con 33% que escogen a Romney. Noventa y cuatro por ciento de los partidarios de Obama creen que el presidente ganará y 24% de los seguidores de Romney también creen que ese será el resultado, mientras que el 66% de los que votarían por Romney piensan que su candidato saldrá victorioso.
Las encuestas recientes sugieren que, a medida que se acerca noviembre, ambos candidatos, el presidente Obama y su supuesto rival republicano, Mitt Romney, tienen, cada uno, presumibles fortalezas y debilidades. Así que ahora es un buen momento para revisarlas.
Las ventajas de Obama
Primero, Barack Obama está en funciones y los presidentes en funciones son difíciles de vencer. Desde el fin de la II Guerra Mundial, solo dos presidentes en funciones han fracasado en ganar un segundo período. El demócrata Jimmy Carter perdió ante el republicano Ronald Reagan en 1980 y el republicano George H. W. Bush fue derrotado por el demócrata Bill Clinton en 1992. (No incluyo la derrota de Gerald Ford a manos de Carter en 1976 porque, en primer lugar, Ford fue presidente pero nunca fue electo como tal).
Los partidarios de Obama serían inteligentes en mantener en mente que si bien ser el presidente tiene ventajas, un presidente que intenta reelegirse se vuelve más vulnerable cuando los votantes piensan que la economía de la nación se ha debilitado, como fueron los casos en la derrota de Carter en 1980 y de Bush en 1992.
Si Obama va a ganar un segundo período este año, va a tener que encontrar la manera de contrarrestar la narrativa promovida por la campaña de Romney y por los republicanos en general, que Barack Obama es un fracaso de presidente en lo que a la economía se refiere.
La estrategia del Colegio Electoral del presidente
Otra ventaja que tiene Obama es la cantidad de formas en que él puede llegar a los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para ganar un segundo período.
Obama se apuntó una gran victoria sobre el republicano John McCain hace cuatro años, no solo en el voto popular (53 a 46%), sino también en el recuento de votos en el Colegio Electoral (365-173). El presidente puede perder este año algunos de los Estados que ganó en 2008 y aun así ganar la elección porque parece tener más opciones para reunir la coalición de Estados necesaria y llegar al número mágico de 270 votos electorales.
La mayoría de expertos creen que el presidente va volver a tener problema este año para ganar estados como Indiana y Carolina del Norte, donde los electores parecen decepcionados por su trabajo y se inclinan por los republicanos. Pero mientras Obama pueda mantener algunos de los estados decisivos como Colorado, Ohio, Florida y Virginia, va a tener una pequeña ventaja electoral sobre Mitt Romney en noviembre. Por supuesto que mantener la ventaja en los próximos meses en medio de una lánguida economía va a ser un gran reto para la campaña de Obama.
Finalmente, los sondeos de opinión muestran que el presidente tiene una gran ventaja en simpatía sobre Mitt Romney. Las encuestas muestran que a muchos votantes les agrada el presidente de manera personal aunque están decepcionados por el resultado de su gobierno. Esa es una razón por la cual la campaña de Obama ya ha gastado tanto dinero pasando anuncios negativos de televisión en contra de Romney en estados decisivos como Virginia y Ohio.
El presidente está tratando de seguir al pie de la letra una página del manual de campaña de su predecesor republicano, George W. Bush. En la campaña del 2004, Karl Rove, el estratega de Bush, se propuso definir al candidato demócrata John Kerry de manera negativa antes de que los votantes tuvieran una idea clara de por quién querían votar. La estrategia funcionó porque puso a Kerry a la defensiva en lo que se suponía era su fuerte –su experiencia militar durante la guerra de Vietnam—y eso ayudó a que Bush ganara una elección bastante cerrada ese noviembre.
A esta estrategia hay que añadirle los ataques coordinados que subrayan el hecho de que Mitt Romney tiene cuentas de banco en paraísos fiscales, en Suiza y otros lugares, tratando de probar de que las tiene para evitar pagar impuestos en Estados Unidos. Un vocero de Romney dice que el ex gobernador de Massachusetts ha pagado todos sus impuestos y que su renta imponible es la misma que si el fondo de inversión estuviera en Estados Unidos.
Las ventajas de Romney
La campaña de Obama está gastando decenas de millones dólares tratando de definir a Mitt Romney antes de que la campaña llegue a su punto álgido y hay evidencias que parecen mostrar que los anuncios negativos están haciendo daño a Romney en los estados más disputados como Florida, Ohio y Virginia.
Sin embargo, todo eso se va a olvidar el día de la elección si los electores deciden que la economía está mal y que Obama simplemente no está para componerla. La campaña de Romney apuesta a que la mayoría de los independientes o votantes fluctuantes van a sacar esa conclusión y le van a inclinar la elección a su favor.
Una segunda ventaja para Romney parece ser el dinero. El total de fondos recolectados en junio muestran que los de Romney han conseguido $106 millones, bastante más que los $71 millones de Obama en ese mismo mes. Esto significa que dos meses seguidos Romney ha prevalecido sobre el presidente en este rubro.
Hace cuatro años, el republicano John McCain fue superado enormemente por la máquina de recolección de fondos detrás de Barack Obama que le sirvió para conseguir impresionantes victorias no solo en los estados decisivos, sino también donde los demócratas no habían ganado durante décadas como Indiana, Carolina del Norte y Virginia.
Pero este año, la máquina republicana de fondos está captando el dinero y la influencia de los llamados grupos Super Pac (Comités de acción política por sus siglas en inglés) que pueden resultar enormemente útiles para los esfuerzos de Romney en noviembre. La campaña de Obama ha gastado mucho dinero últimamente para exponer el récord de Romney como hombre de negocios y como gobernador, pero ese esfuerzo consume el dinero disponible. Romney y sus aliados están guardando su dinero para más tarde cuando se espera que hagan un esfuerzo final por conquistar votantes con una variante de la famosa frase de Ronald Reagan en su debate de 1980 con el presidente Jimmy Carter --¿Estás mejor hoy que hace cuatro años?
El entusiasmo de los votantes es un factor grande
La tercera ventaja de Romney será el entusiasmo de los electores. Los republicanos están más ansiosos por ir a votar este año que en 2008, más que todo porque que quieren sacar a Obama de la presidencia. Los conservadores puede que no adoren a Mitt Romney como candidato republicano, pero van a salir en hordas con tal de negarle la reelección al presidente.
Los activistas del Tea Party lideraron el camino en 2010 con su ira por el rescate de los bancos y la ley de salubridad. Eso ayudó a los republicanos a recuperar el control de la Casa de Representantes y aumentar su número de puestos en el Senado.
La actividad del Tea Party llegó a su climax hace dos años y puede resultar difícil repetirla este año. Pero el presidente Obama y los demócratas están seguros de que a ellos les va a costar más este año hacer que sus partidarios salgan a votar, especialmente a los estudiantes universitarios y a las minorías que salieron en masa en el 2008, muchos votando por primera vez.
Muchos de ellos están decepcionados de Obama y van a necesitar más trabajo para que voten en noviembre. Yo no creo que haya que rogar a muchos republicanos para que salgan. Así que, hasta cierto punto, la elección del 2012 está convirtiéndose en una elección de movilización –de salir a conseguir votos—para ambos partidos, con relativamente pocos indecisos en el medio cambiando de un lado al otro en las semanas finales.