El presidente colombiano Iván Duque rechazó el sábado en la mañana, ante los medios de información, la violencia que se ha desatado en las calles del país, especialmente en la capital.
En una rueda de prensa, Duque expresó su "rechazo total y absoluto" al "vandalismo, terrorismo y pillaje que algunos han querido perpetrar en el país para alterar el orden público, generar zozobra y afectar las libertades de la ciudadanía".
En horas de la tarde, se presentó una manifestación pacífica, en el Parque Nacional, cerca del centro de la ciudad, que fue dispersada por el Escuadrón Móvil Antidisturbios -ESMAD- de la Policía. No obstante, los manifestantes retomaron la calle.
Más tarde, en una situación similar, los jóvenes, en su mayoría, se acercaron a través de un cacerolazo a la Plaza de Bolívar, lugar que colinda con el Congreso de la República y el Palacio de Justicia, protestando pacíficamente. Incluso, cantaron el himno nacional y repetían arengas, en contra del gobierno del presidente Duque.
Sin embargo, el ESMAD fue dispersando a la multitud y se pronunció con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar la multitud, en el centro de la ciudad. Ante esto, las manifestantes respondieron lanzando objetos, mientras algunos solo gritaban 'sin violencia'.
El viernes, la presidencia declaró toque de queda en Bogotá, a causa de brotes de violencia en la ciudad y, según el mandatario, con el objetivo de proteger a los ciudadanos; sin embargo, en la noche, los ciudadanos reportaron saqueos y la entrada de delincuentes sus residencias. Un hecho que, según las autoridades, se trata de un "complot organizado", sin ninguna denuncia verificada.
Duque agregó que ha trabajado en conjunto con autoridades locales y nacionales para enfrenar el "fenómeno" y que han realizado capturas, sin especificar cantidad ni ubicación, para efectuar sanciones.
Dijo que los colombianos tienen claro qué significa la protesta pacífica, pero también el vandalismo que, según él, ha querido afectar a las personas más vulnerables.
Invitó a los ciudadanos grabar y compartir cualquier acto de vandalismo con la policía y permanecer unidos.
Agradeció la labor de la fuerza pública e informó que la ciudad se encuentra en un conjunto patrullaje entre la policía y el ejército. También, se refirió a una visita que realizó en horas de la mañana a uniformados heridos en actos vandálicos.
Sobre la muerte de tres policías en Santander de Quilichao, al suroeste de Colombia, afirmó que se pretende desestabilizar los gobiernos locales de esos municipios y que le encargó al ministerio de defensa, Carlos holmes Trujillo trasladarse para atender a la población y llevar a cabo un consejo de seguridad.
Por su parte, el alcalde de la ciudad de Bogotá señaló que la ciudad está enfrentando un "complot organizado".
"Aquí, tenemos que unirnos; estamos enfrentando un complot organizado contra nuestra democracia y contra nuestra ciudad", manifestó el funcionario.
"Aquí no se trata de unos jóvenes que están llevando a cabo manifestaciones espontáneas; aquí hay un complot, aquí hay una organización de alto nivel. Aquí hay unos politiqueros interesados en desestabilizar el país", agregó el alcalde, tras la intervención del presidente Iván Duque.
También dijo que "se vienen días difíciles" e invitó a la unión "más allá de las diferencias".
"Yo quisiera decirles que todo está bien, lamentablemente tengo que decirles que tenemos que prepararnos”, informó.
Duque manifestó que se está haciendo una verificación de las denuncias que hicieron el viernes supuestos ciudadanos a lo largo de la ciudad para atacar residencias, hecho que, según él, "ningún caso fue cierto".
El secretario General de la Alcaldía, Raúl Buitrago, dijo que su oficina identificó 612 llamadas que se hicieron a una línea de emergencia. Tras la identificación y visita del 10 por ciento de ellas, en ninguno hubo el acto vandálico con el que se amenazó, explicó Buitrago. Verificación que culminará durante el fin de semana.
Un nuevo día
Bogotá amaneció el sábado con aparente tranquilidad. Aunque parecía domingo, por el bajo flujo de personas y transporte, la normalidad volvió paulatinamente a la capital colombiana, donde viven más de ocho millones de personas.
Tras el toque de queda, vecinos se armaron el viernes con bates, palos y hasta piedras para enfrentar los “actos de vandalismo”, que en su mayoría ocurrieron en tres zonas populares del sur. Cerca de 13.000 policías y militares custodiaron la urbe.
Incluso, cientos de personas desafiaron la medida, al seguir protestando contra el gobierno de Duque, a través de cacerolazos en las calles.
Según publicó AFP, para el analista de seguridad Hugo Acero, los altercados estuvieron asociados a “hechos vandálicos”. “Se han dedicado en algunos casos a vandalizar o a asaltar y robar mercancías en algunos establecimientos mercantiles, esos no son hechos de una protesta social”, afirmó.
Aunque el sistema de transporte público, Transmilenio, no funciona a plenitud, algunos buses y estaciones se encuentran en funcionamiento.
Incluso, algunas zonas de la ciudad permanece militarizadas. Según AFP, soldados recorrían a pie, en tanques blindados y en motocicletas algunos puntos del centro y del sur de la ciudad, donde el viernes se presentaron altercados que dejaron casi 300 detenidos. Por los mismos sectores circulaban en calma policías y escuadrones antidisturbios. Cerca de 13.000 uniformados custodiaron la ciudad.
La situación en Bogotá se presenta, después de que el jueves, miles de manifestantes salieron a diferentes ciudades del país a protestar en contra del gobierno de de Iván Duque.
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