El gobierno transitorio y el expresidente Evo Morales siguen acusándose mutuamente de alentar la convulsión en Bolivia, mientras se eleva a ocho el número de fallecidos en la jornada más violenta ocurrida el viernes, cuando fuerzas de seguridad repelieron a cientos de manifestantes cocaleros que intentaron romper un cerco militar para ingresar a la ciudad de Cochabamba.
Según advierten, el número de fallecidos podría subir debido a la gravedad de algunos heridos. En 25 días de convulsión social, 20 personas han muerto y solo el viernes hubo 114 heridos, según reporte del Defensor del Pueblo.
Pero las consecuencias de la violencia van más allá. En un recorrido realizado por las calles del centro de la capital boliviana, La Paz, la Voz de América corroboró que hay una sensible reducción de alimentos en los mercados populares, y que además esto ha obligado a que los precios de algunos productos se dupliquen.
Una mujer que vende verduras en el mercado, y que se identificó como Cristina, dijo a la VOA que la situación que atraviesa el país, así como la escasez, han encarecido los precios de los productos, lo que le preocupa porque "si no vende, no come".
"Como los caminos están bloqueados, la verdura no viene y automáticamente sube (de precio), hasta un 50% o 100%, harto nos afecta", dijo la vendedora, que además solicitó a las autoridades que se pongan de acuerdo para tener una pronta solución.
Otra transeúnte también expresó su preocupación a la VOA, sobre las dificultades para encontrar alimentos.
"Es preocupante, no hay carne, no hay huevos, no hay gas ni keroseno, ¿qué vamos a hacer?", dijo la ama de casa.
Mientras tanto, en otras partes de la ciudad, como la Plaza San Francisco, uno de los puntos de reunión de quienes se organizan para protestar, estaba protegida por la policía local, previniendo otra marcha que pudiera tornarse violenta.
Y es que La Paz también es centro de violentas protestas a favor de Morales.
El sábado, los cocaleros caídos eran velados en la carretera cerca al sitio del choque en esta ciudad dominada por el miedo y el luto.
Una mujer llorosa puso su mano sobre un ataúd de madera rodeado de flores mientras preguntaba: “¿Esto es democracia? Así matando como si fuera cualquier cosa”. Otra lloraba y rezaba en quechua sobre el féretro de Omar Calle, que estaba cubierto con la bandera nacional boliviana y la “wiphala”, que representa a los pueblos indígenas.
El exgobernante indígena Evo Morales salió exiliado a México alegando un golpe de Estado de la derecha, después que una auditoria de la OEA ratificara irregularidades en los comicios recomendando una nueva elección. Morales perdió apoyo de los policías y de los militares lo que precipitó su renuncia cuando le faltaba tres meses para completar su tercer mandato.
También lea Posturas encontradas en México por el asilo político otorgado a Evo MoralesLa Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó el “uso desproporcionado de la fuerza policial y militar. Las armas de fuego deben estar excluidas de los dispositivos utilizados para contrarrestar las protestas sociales”, dijo mediante Twitter.
Pero a pesar de las protestas, el gobierno y legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) buscan acuerdos para pacificar el país y llamar a elecciones en tres meses, con la mediación de la ONU, la Unión Europea y los obispos católicos.