El ministro de Gobierno de Bolivia señaló el lunes que la región del expresidente Evo Morales es la principal zona del narcotráfico del país y dijo, sin mencionarlo, que el líder político no puede hacer la vista gorda.
En una rueda de prensa Eduardo del Castillo dijo que en lo que va del año fueron desbaratados en todo el país 37 laboratorios, de los cuales 27 estaban en el Chapare, el reducto de Morales en el centro de Bolivia.
“No podemos hacernos el de la vista gorda sobre lo que pasa en nuestra cuadra. Es obligación de todos denunciar y no tapar a los que obtienen ganancias ilícitas”, agregó Del Castillo al cumplirse un mes de la búsqueda sin éxito de un supuesto capo del narcotráfico uruguayo acusado del asesinato de un fiscal paraguayo.
El ministro agregó que “la mayor parte de las fábricas de cocaína destruidas están en esa zona [Chapare] y los mayores operativos policiales se hacen allí. Eso les molesta a esas exautoridades, ese es el motivo por el que piden mi renuncia y ahora están amenazando al gobierno”.
Según Del Castillo, buena parte de la pasta base de cocaína que ingresa desde Perú se purifica en el oriente boliviano, sobre todo en el Chapare, desde donde la droga es exportada a Brasil por mafias vinculadas con los grupos criminales brasileños el PCC y Comando Vermelho. “Vamos a seguir destruyendo fábricas de cocaína estén donde estén”, señaló el ministro.
También lea Perú veta ingreso de Evo Morales por proselitismoMorales -titular del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) al que también pertenece el presidente Luis Arce- ha pedido públicamente la renuncia de Del Castillo y ha promovido su destitución desde el Legislativo. Morales lo acusa de supuestamente colaborar con mafias tras fracasar en la búsqueda del narco uruguayo, quien vivía bajo una identidad falta en una ciudad del oriente boliviano. “Ratificar a Del Castillo es defender a la corrupción y al narcotráfico”, dijo recientemente el exmandatario.
Morales es el titular de los sindicatos de cocaleros del Chapare. En la década de 1990 lideró una dura batalla contra la erradicación de la coca -cuya hoja en Bolivia está permitida en infusiones y para usos medicinales-, lo que le ganó apoyo y le permitió saltar a la política hasta convertirse en 2006 en el primer presidente indígena del país. Renunció en 2019 tras unas elecciones denunciadas de fraudulentas en las que buscaba un cuarto mandato consecutivo. Esa crisis detonó un estallido social que dejo 37 muertos.
Tras un breve gobierno de la derechista Jeanine Áñez (2019-2020), el MAS ganó los comicios de 2020 con Arce, ahijado político de Morales. Pero el expresidente pronto comenzó a cuestionar a su heredero con el que mantiene una abierta disputa que, según los expertos, está vinculada con la candidatura oficialista para las elecciones presidenciales de 2025. Arce está habilitado para buscar la reelección.
Expertos y autoridades coinciden en que el tráfico de cocaína -de la que Bolivia es el tercer productor mundial después de Colombia y Perú- ha crecido en los últimos años en el país andino.
En un reciente mensaje en la red social X, antes llamada Twitter, el presidente colombiano Gustavo Petro sostuvo que el consumo de cocaína ha caído en Estados Unidos a favor de otras drogas como el fentanilo, lo que ha provocado cambios en el narcotráfico.
Según el sociólogo boliviano Ricardo Calla, la cocaína ahora pasa por Brasil hacia Europa vía África, lo que ha convertido a algunos países del Cono Sur -Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay- en centros de acopio, tráfico y tránsito.
“Ecuador no produce cocaína, pero es clave en la distribución. En Bolivia la protección al trasiego está deteriorando la democracia”, dijo Calla en un reciente foro.