Brasil: Cuhna niega corrupción

Eduardo Cunha, como presidente de la Cámara tenía el poder para autorizar el proceso de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, que fue aprobado en un voto secreto y sin debate.

Eduardo Cunha, principal rival político de la presidenta Dilma Rousseff, dijo que no renunciará y que es "absolutamente inocente" de los delitos que se investigan. "No estoy preocupado en lo más mínimo" dijo.

La policía de Brasil allanó este martes la casa y oficinas de importantes figuras políticas del país como parte de una investigación sobre corrupción, que incluye al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, principal rival político de la presidenta Dilma Rousseff.

Cunha es el responsable de autorizar el proceso de juicio político contra la presidenta por presuntas irregularidades fiscales, al utilizar fondos de bancos estatales para cubrir faltantes en el presupuesto.

Pero el legislador se ha visto involucrado en un escándalo de corrupción, en el que se pagaron hasta $800 millones de dólares como parte de sobornos en la estatal, Petrobras.

Cunha, quien ha negado haber cometido delito y afirma que los millones de dólares encontrados en sus cuentas suizas los obtuvo en negocios legítimos, no fue el único blanco de los allanamientos.

Otros dos ministros del gobierno y un senador –todos miembros del Partido Movimiento Democrático de Brasil, (PMDB), al que también pertenece Cunha, y que son parte de la coalición gobernante– están incluidos en la lista de sospechosos. El vicepresidente de Rousseff es Michael Temer, jefe del PMDB y si la mandataria es enjuiciada, él pasaría a ocupar la presidencia.

La operación ocurre simultáneamente en varios estados de Brasil e involucra a otras autoridades federales, y según informó la policía, busca "evitar que pruebas importantes sean destruidas por los investigados". La suerte de Cuhna será decidida por un comité de ética de la Cámara Baja, esta semana, la cual puede determinar si él debe renunciar.

Cunha y su partido han sido responsables de bloquear las medidas de austeridad con las que Rousseff pretende reactivar la moribunda economía brasileña.