Mientras las autoridades de Brasil se preparan para controlar la seguridad durante la visita del papa, el Sumo Pontífice anuncia que no quiere lujos en el avión que lo transportará.
El dispositivo de las autoridades en Brasil para controlar la seguridad durante la visita del papa Francisco se reforzó con unidades de todas las Fuerzas Militares en prevención de desórdenes ante las masivas protestas que se mantienen en ese país.
"La cantidad de efectivos será aumentada a 10.266 hombres -7.738 del ejército, 1.924 de la marina y 604 de la fuerza aérea- a raíz de las manifestaciones sociales masivas de junio", precisó un portavoz del ministerio de Defensa que prefirió el anonimato.
El papa Francisco estará en el país del 22 al 28 de julio de 2013 en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que llevará a esa nación al menos 1.5 millones de peregrinos. Sin embargo, el Vaticano no tiene temores frente a que las protestas afecten el santo periplo.
"Es difícil prever alguna cosa. Pero no esperamos que suceda algo porque las reivindicaciones no están vinculadas a la visita del papa. Tienen que ver con nuestro gobierno. Por eso supongo que no habrá grandes problemas", dijo el arzobispo emérito de Sao Paulo, Claudio Hummes.
La iglesia Católica, a través de varios de sus jerarcas locales, se ha declarado a favor de las multitudinarias protestas. Para el viaje del papa el 24 de julio a la basílica de Nuestra Señora de Aparecida, en el estado de Sao Paulo (sureste), fueron asignados 4.040 soldados.
Las fuerzas armadas estarán en 10 áreas, incluido el control del espacio aéreo, la vigilancia de las fronteras, de armas químicas y bacteriológicas, del comercio de explosivos y también de la defensa marítima y cibernética, entre otros.
En Copacabana, donde el papa hará su discurso de bienvenida a los jóvenes el 25 de julio, el dispositivo de seguridad será de una gran magnitud y con máximos controles para evitar disturbios o algún tipo de ataque.
Así mismo, la presidenta Dilma Rousseff autorizó a 5.000 soldados para que tengan poderes policiales los días 27 y 28 de julio en el gran terreno baldío de 300 hectáreas situado en Guaratiba, a 40 kilómetros del centro de Rio, donde está programada una gigantesca vigilia de los jóvenes y la misa papal.
Entre tanto, el papa Francisco también se prepara para el viaje y anunció a través de una comunicación a la compañía Alitalia que no requiere lujos ni comodidades especiales.
El Sumo Pontífice renunció a la cama que se disponía en el avión y por lo tanto viajará en primera clase pero en las condiciones normales de cualquier pasajero. La única solicitud es que tenga cómo estirar las piernas.
Un cambio adicional, propuesto por el mismo papa Francisco, es que decolará del aeropuerto de Fiumicino y no desde la aeroestación militar de Ciampino. "¿Por dónde abordan normalmente los pasajeros? Ah... ¿en Fiumicino? Pues entonces no quiero crear molestias para partir de Ciampino", exclamó el papa a sus colaboradores, según publicó Vatican Insider.
"La cantidad de efectivos será aumentada a 10.266 hombres -7.738 del ejército, 1.924 de la marina y 604 de la fuerza aérea- a raíz de las manifestaciones sociales masivas de junio", precisó un portavoz del ministerio de Defensa que prefirió el anonimato.
El papa Francisco estará en el país del 22 al 28 de julio de 2013 en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que llevará a esa nación al menos 1.5 millones de peregrinos. Sin embargo, el Vaticano no tiene temores frente a que las protestas afecten el santo periplo.
"Es difícil prever alguna cosa. Pero no esperamos que suceda algo porque las reivindicaciones no están vinculadas a la visita del papa. Tienen que ver con nuestro gobierno. Por eso supongo que no habrá grandes problemas", dijo el arzobispo emérito de Sao Paulo, Claudio Hummes.
La iglesia Católica, a través de varios de sus jerarcas locales, se ha declarado a favor de las multitudinarias protestas. Para el viaje del papa el 24 de julio a la basílica de Nuestra Señora de Aparecida, en el estado de Sao Paulo (sureste), fueron asignados 4.040 soldados.
Las fuerzas armadas estarán en 10 áreas, incluido el control del espacio aéreo, la vigilancia de las fronteras, de armas químicas y bacteriológicas, del comercio de explosivos y también de la defensa marítima y cibernética, entre otros.
En Copacabana, donde el papa hará su discurso de bienvenida a los jóvenes el 25 de julio, el dispositivo de seguridad será de una gran magnitud y con máximos controles para evitar disturbios o algún tipo de ataque.
Así mismo, la presidenta Dilma Rousseff autorizó a 5.000 soldados para que tengan poderes policiales los días 27 y 28 de julio en el gran terreno baldío de 300 hectáreas situado en Guaratiba, a 40 kilómetros del centro de Rio, donde está programada una gigantesca vigilia de los jóvenes y la misa papal.
Entre tanto, el papa Francisco también se prepara para el viaje y anunció a través de una comunicación a la compañía Alitalia que no requiere lujos ni comodidades especiales.
El Sumo Pontífice renunció a la cama que se disponía en el avión y por lo tanto viajará en primera clase pero en las condiciones normales de cualquier pasajero. La única solicitud es que tenga cómo estirar las piernas.
Un cambio adicional, propuesto por el mismo papa Francisco, es que decolará del aeropuerto de Fiumicino y no desde la aeroestación militar de Ciampino. "¿Por dónde abordan normalmente los pasajeros? Ah... ¿en Fiumicino? Pues entonces no quiero crear molestias para partir de Ciampino", exclamó el papa a sus colaboradores, según publicó Vatican Insider.