Más de 300 personas cabalgaron esta semana por las afueras de la ciudad de Modi’in, en Israel, pidiendo la liberación de Idan, uno de los jóvenes israelíes que aún permanece como rehén de Hamás en Gaza.
Convocados el pasado martes por Eli Shtivi, padre de Idan, los jinetes fueron llegando desde distintos lugares hasta esta localidad, a unos 30 kilómetros al oeste de Jerusalén. Idan cabalgaba cada fin de semana con su padre, por lo que Shtivi organizó este evento como “una demostración de más de 300 caballos, para que el mundo sepa que mi hijo está secuestrado por Hamás”.
Idan, de 28 años, fue tomado como rehén en la fiesta rave del festival Nova, en el desierto de Néguev, durante los ataques sorpresa del grupo extremista palestino Hamás el pasado 7 de octubre que precipitaron la actual guerra sin cuartel que libra Israel en Gaza. La masacre en el festival Nova, donde Hamás asesinó a más de 360 asistentes, se ha convertido en uno de los sucesos más sangrientos del conflicto.
El auto de Idan fue encontrado con agujeros de bala y los amigos que lo acompañaban murieron, sin embargo las fuerzas de seguridad de Israel han identificado al joven como uno de los rehenes que aún permanecen en Gaza. Una tregua de siete días permitió la liberación de prisioneros israelíes de Hamás, pero sólo las mujeres y los menores. Se calcula que todavía quedan en poder del grupo extremista más de un centenar de rehenes, en su mayoría hombres.
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“Necesitamos de vuelta a todos los rehenes. No solo a mi hijo, los queremos a todos”, dijo a la Voz de América Eli Shtivi, mientras caminaba de un lado a otro repartiendo camisetas con el rostro de su hijo y la leyenda en inglés “Bring them home now” ("Traiganlos a casa ahora"), lema usado por las familias de los secuestrados.
El pequeño bosque en las afuera de la ciudad de Modi’in donde se dieron cita los jinetes se convirtió en una suerte de campamento donde se podían ver mesas con comida y bebidas, trailers en los que llegaban los caballos y accesorios para cabalgar, además de personas distribuyendo cintas amarillas y camisetas con el rostro de Idan.
Hasta aquí llegaron los hermanos Yehoshua y Itzhak Abukarat. “Hemos venido para mostrar apoyo a todos los familiares de los secuestrados el 7 de octubre”, comenta Yehoshua junto a su caballo engalanado con una bandera de Israel. A su lado, su hermano porta una pistola al cinto.
“Estamos unidos con las familias de los secuestrados”, prosigue, “y con nuestro ejército, que lucha contra este grupo Hamás-Isis y los derrotará”.
Muchos de los participantes en la cabalgata iban armados y portaban banderas de Israel. Con pistolas en los cinturones y fusiles al hombro —una imagen ahora mucho más usual en medio de la guerra con Hamás— fueron a solidarizarse con el joven Idan y su familia.
Continúan negociaciones para liberación de rehenes
Representantes de las familias de los rehenes aún en cautiverio criticaron este lunes al Gobierno, especialmente al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por "ignorar a las familias y rechazar reunirse con ellas".
Tras protestas en el Foro de Familiares y Rehenes, Netanyahu se reunió con los familiares en la tarde de este lunes por segunda vez desde los secuestros.
Preguntado sobre la reanudación de los combates, Eli Shtivi respondió: “Si realmente consiguen que vuelvan todos, me parecerá bien que paren los combates”.
A pesar de los encarnizados combates tras la ruptura de la tregua el pasado 1 de diciembre, Qatar, uno de los principales mediadores en las conversaciones de paz entre Israel y Hamás, aseguró este martes que sigue trabajando por volver a alcanzar un alto al fuego.
"Qatar continúa haciendo esfuerzos para restablecer la tregua, liberar a los rehenes e intercambiar prisioneros", afirmó el jeque Mohammed Bin Abdulrahman al-Thani en una conferencia de prensa en Dubái, después de una cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo.
En el ataque sorpresa del 7 de octubre murieron unas 1.200 personas, en su gran mayoría civiles, según cifras oficiales. Unos 240 rehenes fueron llevados a Gaza. Durante la tregua temporal fueron liberados un centenar de cautivos a cambio de la excarcelación de prisioneros palestinos por Israel y el aumento de envíos de ayuda humanitaria a Gaza.
Las autoridades israelíes han dicho que siete civiles y un coronel del ejército murieron en cautiverio y que 137 rehenes permanecen en Gaza, en paradero y situación desconocidos.
Sin lugar seguro a donde huir
Más de 15.900 palestinos han muerto a causa de los ataques israelíes desde el inicio de la guerra. Miles más están desaparecidos y se teme que estén enterrados bajo los escombros, según cifras del Ministerio de Salud gazatí, reconocidas por Naciones Unidas.
Además, las bombas israelíes han desplazado de sus hogares al 80 % de los 2,3 millones de residentes de Gaza, y la mayoría ha huido hacia el sur, donde las ciudades de la zona ahora albergan al triple de su población habitual y los recursos escasean.
Los combates han llegado al norte y el este de la ciudad de Gaza, y se han extendido a Khan Jounis, al sur, una zona hacia la que Israel había pedido inicialmente que se movieran los gazatíes que quisieran evitar quedar en medio de la lucha. Ahora, con el recrudecimiento de los asaltos israelíes por aire y tierra, no queda casi lugar seguro en la Franja.
"Estamos en el día más intenso desde el comienzo de la operación terrestre", dijo este martes el comandante del Mando Sur de las Fuerzas de Defensa israelíes, general Yaron Finkelman.
Al mismo tiempo, cientos de familias se preparaban a a huir nuevamente, muchos por tercera y cuarta vez en menos de dos meses. El movimiento continúa al sur desde Khan Jounis a la zona de Rafah, limítrofe con Egipto, donde ya se acumulan centenares de desplazados sin alimentos, agua ni baños suficientes.
"No hay ningún lugar seguro (...) pero al final, nos dirigimos a donde pensamos que puede haber un poco de seguridad", dijo junto a un auto cuyo techo estaba repleto de pertenencias Abu Omar, un hombre de mediana edad que abandonó su casa en la parte oriental de la Khan Jounis y se había refugiado en el campamento de un hospital con su familia.
En Rafah, la situación no es mejor. "No hay baños. Ni siquiera podemos lavarnos si queremos rezar. No tenemos dónde lavarnos ni rezar. Si queremos lavar las manos de nuestros hijos, no hay sitio. Ni siquiera hay un lugar donde se pueda hornear o conseguir pan", dijo Enas Mosleh, sentada con sus hijos en un refugio hecho de listones de madera y láminas de plástico transparente.
"Nos pasamos toda la noche oyendo cohetes y bombardeos. Vivimos entre la vida y la muerte. Podemos morir en cualquier momento", dijo a Reuters entre lágrimas.
Estados Unidos, que sirve como mediador en las negociaciones junto a Qatar y Egipto, ha instado a su cercano aliado Israel a hacer más para reducir el daño a los civiles en esta próxima fase de la guerra. Israel asegura que la culpa de las bajas colaterales recae sobre los combatientes de Hamás por realizar sus operaciones en o incluso debajo de edificios civiles y hospitales. Hamás por su parte niega haber utilizado a los gazatíes como escudos humanos.
[Con información de The Associated Press y Reuters]
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