El uso de una cabeza similar a la del expresidente George W. Bush en un capítulo de la serie "Juego de Tronos" obligóa HBO a disculparse públicamente
El fenómeno "Juego de Tronos" está arrasando en todo el mundo y ahora han empezado a dar que hablar.
Recientemente se descubrió que, en los comentarios extra de la primera temporada, los creadores de la serie comentaban que una de las cabezas usadas para ambientar una mortífera escena -la de la decapitación de Ned Stark, uno de los protagonistas- se asemejaba a la del ex presidente estadounidense George W. Bush.
La escena aparece en el último capítulo de la primera temporada, cuando el heredero al Trono de Hierro, Jofreey Baratheon (Jack Gleeson), fuerza a su prometida e hija de Ned Stark, Sansa Stark (Sophie Turner), a observar las cabezas de su padre y su guardia colocadas en estacas junto a las almenas del castillo. Y es entonces cuando se puede encontrar un rostro que, medio oculto por una pelambrera, es similar al del expresidente.
HBO emitió un comunicado en el que se disculpó por la semejanza y aseguró encontrarla "inaceptable y de mal gusto", además de indicar que en las próximas ediciones del DVD la cabeza no aparecerá.
Beniff y Weiss relataron que, tras filmar la escena, alguien notó que una de las cabezas se parecía a la de George W. Bush, y que ellos decidieron comentarlo en el DVD "sin ninguna intención de dañar la imagen de nuestro ex presidente".
"Si se trata de un despiste, es ingenuo pensar que poner la cabeza empalada de la persona que ha gobernado el país más importante del mundo durante ocho años va a pasar desapercibido. Si la decisión ha sido consciente, entonces se trata de una estrategia de márketing muy efectiva", añade el catedratico.
Para García, esta polémica es la guinda que corona el pastel de la segunda temporada, cuyo último capítulo fue emitido la pasada semana.
"La noticia está en las portadas de medio mundo. Una serie de fantasía épica que nació con vocación generalista consiguió, además, llegar a las secciones de política de todos los diarios y televisiones. Publicidad gratuita. El año que viene nadie podrá decir eso de “¿qué es Juego de tronos?”, dice García.
La popular saga literaria del género fantástico, escrita por George R.R. Martin, dio su salto a la pequeña pantalla el pasado año 2011 de la mano de David Benioff y D.B. Weiss, y desde entonces no ha dejado de crecer.
Más de 3 millones de espectadores de la segunda temporada en la HBO dan fe de ello, y en el ámbito literario ya acumula 15 millones de lectores en todo el mundo.
Recientemente se descubrió que, en los comentarios extra de la primera temporada, los creadores de la serie comentaban que una de las cabezas usadas para ambientar una mortífera escena -la de la decapitación de Ned Stark, uno de los protagonistas- se asemejaba a la del ex presidente estadounidense George W. Bush.
La escena aparece en el último capítulo de la primera temporada, cuando el heredero al Trono de Hierro, Jofreey Baratheon (Jack Gleeson), fuerza a su prometida e hija de Ned Stark, Sansa Stark (Sophie Turner), a observar las cabezas de su padre y su guardia colocadas en estacas junto a las almenas del castillo. Y es entonces cuando se puede encontrar un rostro que, medio oculto por una pelambrera, es similar al del expresidente.
HBO emitió un comunicado en el que se disculpó por la semejanza y aseguró encontrarla "inaceptable y de mal gusto", además de indicar que en las próximas ediciones del DVD la cabeza no aparecerá.
Beniff y Weiss relataron que, tras filmar la escena, alguien notó que una de las cabezas se parecía a la de George W. Bush, y que ellos decidieron comentarlo en el DVD "sin ninguna intención de dañar la imagen de nuestro ex presidente".
"Han pecado de ingenuos o de genios, una de dos", apunta Alberto Nahum García, profesor de Comunicación Audiovisual y especialista en series en la española Universidad de Navarra.
"Si se trata de un despiste, es ingenuo pensar que poner la cabeza empalada de la persona que ha gobernado el país más importante del mundo durante ocho años va a pasar desapercibido. Si la decisión ha sido consciente, entonces se trata de una estrategia de márketing muy efectiva", añade el catedratico.
Para García, esta polémica es la guinda que corona el pastel de la segunda temporada, cuyo último capítulo fue emitido la pasada semana.
"La noticia está en las portadas de medio mundo. Una serie de fantasía épica que nació con vocación generalista consiguió, además, llegar a las secciones de política de todos los diarios y televisiones. Publicidad gratuita. El año que viene nadie podrá decir eso de “¿qué es Juego de tronos?”, dice García.
La popular saga literaria del género fantástico, escrita por George R.R. Martin, dio su salto a la pequeña pantalla el pasado año 2011 de la mano de David Benioff y D.B. Weiss, y desde entonces no ha dejado de crecer.
Más de 3 millones de espectadores de la segunda temporada en la HBO dan fe de ello, y en el ámbito literario ya acumula 15 millones de lectores en todo el mundo.