La concentración de dióxido de carbono (C02) en la atmósfera llegó a niveles nunca vistos. La arremetida del hombre contra las reservas forestales es implacable por lo que el calentamiento global se hace imparable.
El mes de mayo de 2013 pasará a la historia por un récord triste y dramático que pasó desapercibido en el mundo. Algunos titulares de prensa lo registraron en los primeros días, pero luego se desvaneció como sucede con las noticias en todos los rincones del mundo.
La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés) y el Observatorio de Mauna Loa con sede en Hawaii revelaron que las mediciones diarias de CO2 superan las 400 partes por millón (ppm).
Es decir que nuestra atmósfera cada vez está más cargada de dióxido de carbono uno de los más potentes causantes del calentamiento global. Este registro, según los expertos, no se presentaba desde hace al menos tres millones de años cuando no existía el ser humano.
Es un récord lamentable, desastroso y que aumenta las alertas por lo que puede pasar en el planeta. Sin embargo, más allá de las intenciones de los gobiernos, las acciones para evitar más saturación de C02 no son contundentes.
Por el contrario, el hombre sigue en su demencial expansión minera, en las perforaciones para extraer combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas natural; en la construcción de hidroeléctricas y canales que desplazan millones de hectáreas de bosques y reservas forestales con colchones de agua esenciales para la vida.
El calentamiento global, producido directamente por la concentración de gas en la atmósfera, está ocasionando el deshielo en los polos del globo y el nivel del mar se ha aumentado con grave riesgo para las islas habitadas del mundo.
De no disminuir la emisión de gases, para el año 2050 la temperatura aumentará en más de 2.4 grados centígrados, lo cual sería catastrófico para la Tierra y sus habitantes.
Los gobiernos del mundo acordaron en 2011 que la temperatura no debe subir más allá de dos grados dentro de 30 años, pero las acciones van en contravía de ese propósito.
El profesor Sir Brian Hoskins, director del instituto Grantham para el Cambio Climático del London College, ha expresado que “aunque Europa no quiere hacer caso a la urgencia que representa este tema, Estados Unidos y China han firmado acuerdos para cooperar en el desarrollo de tecnología limpia. En todo el mundo se están haciendo cosas a favor de la tecnología limpia, no todo es tan malo como parece, China está contribuyendo grandemente y su plan a cinco años es muy ambicioso”.
Ojalá que este experto esté en razón y las acciones de las potencias impacten positivamente la emisión de gases a la atmósfera. Sin embargo, cada uno de nosotros puede aportar desde las experiencias diarias en la reducción de emisiones.
La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés) y el Observatorio de Mauna Loa con sede en Hawaii revelaron que las mediciones diarias de CO2 superan las 400 partes por millón (ppm).
Es decir que nuestra atmósfera cada vez está más cargada de dióxido de carbono uno de los más potentes causantes del calentamiento global. Este registro, según los expertos, no se presentaba desde hace al menos tres millones de años cuando no existía el ser humano.
Es un récord lamentable, desastroso y que aumenta las alertas por lo que puede pasar en el planeta. Sin embargo, más allá de las intenciones de los gobiernos, las acciones para evitar más saturación de C02 no son contundentes.
Por el contrario, el hombre sigue en su demencial expansión minera, en las perforaciones para extraer combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas natural; en la construcción de hidroeléctricas y canales que desplazan millones de hectáreas de bosques y reservas forestales con colchones de agua esenciales para la vida.
El calentamiento global, producido directamente por la concentración de gas en la atmósfera, está ocasionando el deshielo en los polos del globo y el nivel del mar se ha aumentado con grave riesgo para las islas habitadas del mundo.
De no disminuir la emisión de gases, para el año 2050 la temperatura aumentará en más de 2.4 grados centígrados, lo cual sería catastrófico para la Tierra y sus habitantes.
Los gobiernos del mundo acordaron en 2011 que la temperatura no debe subir más allá de dos grados dentro de 30 años, pero las acciones van en contravía de ese propósito.
El profesor Sir Brian Hoskins, director del instituto Grantham para el Cambio Climático del London College, ha expresado que “aunque Europa no quiere hacer caso a la urgencia que representa este tema, Estados Unidos y China han firmado acuerdos para cooperar en el desarrollo de tecnología limpia. En todo el mundo se están haciendo cosas a favor de la tecnología limpia, no todo es tan malo como parece, China está contribuyendo grandemente y su plan a cinco años es muy ambicioso”.
Ojalá que este experto esté en razón y las acciones de las potencias impacten positivamente la emisión de gases a la atmósfera. Sin embargo, cada uno de nosotros puede aportar desde las experiencias diarias en la reducción de emisiones.