Una adolescente llamó a la policía tras escapar de su casa en la que ella y sus 12 hermanos estaban encerrados bajo condiciones inmundas, algunos tan desnutridos que los agentes asumieron que todos eran niños, aunque siete son adultos.
La demacrada joven de 17 años, tan pequeña que en un principio los agentes creían que sólo tenía 10, llamó al teléfono de emergencias y se entrevistó con la policía, que posteriormente acudió a la casa de la familia en Perris, a unos 112 kilómetros (70 millas) al sureste de Los Ángeles. Los agentes hallaron a varios niños sujetados a sus camas con cadenas y candados en un ambiente oscuro y maloliente, indicó el Departamento de Policía del condado Riverside.
Los hermanos, cuyas edades oscilan entre los 2 y los 29 años, “parecían estar malnutridos y muy sucios”, se afirma en un comunicado en el que se anunció el arresto de los padres el domingo. “Se les proporcionaron alimentos y bebidas a las víctimas después de que dijeron estarse muriendo de hambre”.
David Allen Turpin, de 57 años, y Louise Anna Turpin, de 49, están detenidos con una fianza de nueve millones de dólares y podrían enfrentar cargos que incluyen tortura y poner en riesgo a un menor.
Se desconoce si tienen un abogado.
Los archivos del Departamento de Educación estatal muestran que el domicilio de la familia es el mismo que el de la Escuela Diurna Sandcastle, donde David Turpin está registrado como director. En el año escolar 2016-17 tenía seis alumnos inscritos, uno por cada uno de los siguientes años: quinto, sexto, octavo, noveno, décimo y duodécimo.
Los vecinos dijeron estar estupefactos por los arrestos. Andrew Santillan, que vive a la vuelta, se enteró por un amigo.
“No tenía idea de que estaba pasando esto”, le dijo al periódico Press-Enterprise de Riverside. “No sabía que había niños en la casa”.
Otros vecinos describieron a la familia como muy celosa de su privacidad.
Hace unos años, Robert Perkins dijo que él y su madre vieron a algunos miembros de la familia Turpin que construían un pesebre por la Navidad en el jardín delantero de la casa. Perkins los felicitó por ello.
“No dijeron una sola palabra”, señaló.
Los Turpin se declararon en bancarrota en 2011. En documentos de la corte afirmaron que debían entre 100.000 y 500.000 dólares, reportó el periódico The New York Times. En esa época, Turpin trabajaba como ingeniero y ganaba 140.000 dólares al año y su esposa era ama de casa, según muestran los registros.