Harvey y el calentamiento global ¿el futuro de las tormentas?

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Cuando pare de llover, Harvey habrá dejado unos 3,7 millones de litros (un millón de galones) de agua por cada habitante del sureste de Texas, un volumen sin precedentes que permite un vistazo hacia un futuro de severas precipitaciones que el calentamiento global podría ocasionar, afirman los científicos.

Aunque los científicos se han apresurado a aclarar que el cambio climático no causó la tempestad y que no han determinado aún si el calentamiento global la agravó, destacan que el aumento de la temperatura del aire y el agua propicia mayor humedad y tal vez huracanes de mayor intensidad en el futuro.

“Este tipo de fenómenos se nos presentarán con más frecuencia”, señaló el científico climático Michael Oppenheimer, de la Universidad de Princeton. “Esta tormenta debería servirnos de advertencia”.

Existe un método aceptado científicamente para determinar si un fenómeno climático intenso tiene las huellas del cambio climático provocado por el hombre e implica cálculos intricados. Hacerlos podría tardar semanas o meses y revisarlos necesitaría incluso mayor tiempo.

No obstante, los científicos del clima coinciden en general que las futuras tormentas causarán mayores precipitaciones que las tempestades ocurridas antes y que tenían las mismas dimensiones.

Lo anterior porque el aire caliente contiene más agua. Por cada grado centígrado la atmósfera puede retener y después precipitar 7% más de lluvia (4% más por grado Fahrenheit).

El calentamiento global también implica un aumento de la temperatura en los mares y las aguas cálidas alimentan los huracanes.

Cuando Harvey se dirigió hacia Texas, las aguas del Golfo de México estaban un grado centígrado (1,8 grados Fahrenheit) más calientes de lo normal, dijo el director de meteorología de Weather Underground, Jeff Masters.

Los huracanes necesitan como combustible una temperatura de por lo menos 26 grados centígrados (79 Fahrenheit), y esa temperatura persiste hasta 100 metros (300 pies) de profundidad en el golfo de México, según el investigador de huracanes de la Universidad de Miami, Brian McNoldy.

Diversos estudios muestran que el 1% de los aguaceros más fuertes han estado ocurriendo con mayor frecuencia.

Asimismo, según cálculos que el profesor de meteorología del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Kerry Emanuel, hizo el lunes, las precipitaciones en Rockport, Texas, tenían antes la probabilidad de ocurrir una vez cada 1.800 años, pero debido al aire más caliente y más húmedo, y los cambios en las corrientes de tormenta desde 2010, ahora podrían suceder una vez cada 300 años.

Los científicos del clima escenifican un gran debate sobre el papel que podría haber tenido, si es que lo tuvo, el calentamiento global en causar que Harvey se inmovilizara en Texas, que fue un gran factor para que siguieran inundaciones catastróficas.

Si el huracán se hubiera desplazado como una tormenta normal, no habría precipitado tanta lluvia en un solo lugar.

A Harvey lo inmovilizaron dos frentes de alta presión que empujan en direcciones opuestas, y estos frentes se estancaron.

Oppenheimer y otros expertos tienen la teoría de que hay una relación entre el derretimiento de hielo marino en el Ártico y los cambios en las corrientes en chorro y los patrones climáticos que causan estos “frentes inmovilizadores” con más frecuencia. Otros investigadores, como Masters, afirman que es demasiado pronto para asegurarlo.

El científico atmosférico de la Universidad de Washington, Cliff Mass, dijo que el cambio climático no tiene la suficiente fuerza para crear acontecimientos fuera de lo normal como los aguaceros de Harvey.

“No se puede atribuir al calentamiento global una situación tan extrema. Tiene que deberse a una variabilidad natural”, señaló Mass. “Quizá sí la intensifique un poco pero no para crear esta anomalía fenomenal”.

“Estamos rompiendo marcas seguidas con lo sucedido”, señaló Mass.