Una canción, mucho dolor y hasta tatuajes buscan honrar a las víctimas del mortal tiroteo que costó la vida hace una semana este sábado a 22 personas en El Paso, Texas.
Decenas resultaron heridos y se recuperan del daño que causó el pistolero Patrick Crusius, de 21 años, quien el viernes confesó su crimen y admitió que su objetivo fue atacar a personas de origen mexicano. Está acusado de "terrorismo doméstico".
"Me despierto con el corazón roto el día después de que el demonio apareció en Walmart", dice en su canción Michael Anaya, un joven de 33 años que canta a su ciudad natal.
El tema "El Paso Strong", no es precisamente lo que quería escribir Anaya, quien como muchos en esa ciudad fronteriza hoy lloran a los muertos y siguen sin comprender por qué tanto horror.
"Quisisera que no hubiera una razón para escribir esta canción, quisiera que no hubiera haber tenido que escribir esta canción y desearía que las 22 personas siguieran vivas", dijo Anaya, guitarra en mano a la Voz de América.
También lea Sospechoso de tiroteo en El Paso confiesa que su objetivo eran mexicanosOctavio Lizarde, de 23 años, se recupera de las heridas que le dejó el pistolero en su pierna derecha: "Esto sucedió y pasó por 15 o 20 minutos, se sintió muy largo, la verdad".
Para Lizarde, lo peor fue ver morir a su sobrino Javier Rodríguez, de 15 años.
"Trato de olvidar pero es un niño que fue como mi hijo y no puedo olvidarlo", dijo visiblemente afectado.
En las redes, muchos publican bajo la etiqueta #ElPasoStrong, para recordar lo ocurrido hace una semana.
Jackeline y Frank Arroyo, encontraron su forma de honrar a las víctimas. En la piel tatuaron un mapa de la ciudad abatida por la masacre donde se lee "El Paso Strong", junto a un corazón rojo.
"Me siento muy cercano a El Paso, así que quería hacer algo por ellos para preservarlo en mi memoria por siempre, esto es parte de mi vida también", dijo Arroyo, mostrando su tatuaje durante la conversación con la VOA.
Protestas en el Paso: "Aquí estamos y no nos vamos"
Un centenar de personas marcharon por el centro de El Paso, Texas, el sábado, para denunciar el racismo y exigir leyes de control de armas al cumplirse una semana de la matanza.
Al grito de “reforma de armas ya”, “Fuerza El Paso” y, en español, “aquí estamos y no nos vamos” los manifestantes incluñian hispanos, blancos y negros vestidos de blanco para simbolizar la paz y portando 22 cruces de madera en representación de las víctimas.
Jessica Coca García, herida en el ataque, fue una oradora en la “Marcha por un Estados Unidos Unido” organizada por la Liga de Ciudadanos Latinos Unidos.
“El racismo es algo que yo quería pensar que no existía. Evidentemente, sí existe”, dijo García, alzándose de su silla de ruedas. Llevaba una pierna envuelta en vendajes.
“Te amo, El Paso”, dijo con voz quebrada por la emoción. “Me quedaré aquí”.
El aspirante a la candidatura presidencial demócrata Beto O’Rourke, exlegislador por El Paso, habló en el acto. Ha acusado al presidente Donald Trump de provocar miedo y odio con su retórica.
Trump ha negado alimentar la división y la violencia y ha respondido por Twitter que O’Rourke debería “callarse”.
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