Donald Trump tal vez quiera presentar a sus rivales demócratas como una banda de socialistas malhumorados de cara a las elecciones del año que viene, pero Joe Biden no está colaborando con sus planes de reelección, causando evidente malestar en el presidente.
Trump y su campaña han estado tratando de meter a la veintena de aspirantes a la nominación demócrata en una misma bolsa, pintándolos como radicales de izquierda. Creen que es la mejor forma de atraer votos de sectores moderados, sobre todo en regiones vitales como los estados del centro-norte del país.
La popularidad de Biden entre la clase obrera y un estilo más pragmático, no obstante, complican esa estrategia de cara a los comicios del 2020. En sus actos de campaña de esta semana Biden puso en evidencia el apoyo de los sindicatos y evitó hacer pronunciamientos radicales como los de la mayoría de sus rivales en las primarias demócratas.
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Trump vio todo desde la Casa Blanca y escribió varios tuits dejando entrever su preocupación, de acuerdo con dos personas allegadas al mandatario. Biden recibió el respaldo de la influyente Asociación Internacional de Bomberos y se afianzó como el favorito de las encuestas entre los demócratas. El apoyo de los bomberos pareció irritar particularmente a Trump, a quien le gusta contar con el respaldo del personal de primeros auxilios. Es el tipo de apoyo que puede dar credibilidad a Biden entre los sectores de centro que Trump necesita retener, de acuerdo con los dos informantes, quienes hablaron a condición de no ser identificados porque no estaban autorizados a comentar lo que piensa el presidente sobre estos temas.
Trump disparó más de 50 tuits y retuits sobre Biden antes de las siete de la mañana el miércoles. Posteriormente describió a Biden como “Sleepy Joe” (Joe el Dormilón) en una entrevista con la Herald Radio de Boston. Agregó que los demócratas son de “una tendencia bastante izquierdista, incluido él”.
La popularidad de Biden en las encuestas pone a prueba la teoría de la gente de Trump de que ningún candidato puede conseguir la nominación demócrata sin formular políticas progresistas en las primarias, lo que le daría munición a él con miras a los comicios generales.
“El gran reto de toda campaña es definir a tu rival” y los demócratas están haciendo eso ellos mismos, comentó el estratega republicano Josh Holmes. “Las cosas de las que habló Bernie Sanders en el 2016 figuran en las plataformas de casi todos los aspirantes demócratas a la presidencia. Es un requisito para ser competitivos” entre los demócratas, acotó.
Si bien Biden ha estado fijando posiciones que encajan con las del partido en cuando a salud, educación e impuestos, por ejemplo, no ha adoptado propuestas más drásticas de Sanders ni otras como el seguro médico único y el Green New Deal, un programa de estímulo para combatir el cambio climático y la desigualdad económica.
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Los republicanos se afanan por pintar a Biden como alguien de izquierda, no de centro.
“Joe Biden no es un moderado, pregúntele a él”, tuiteó la presidenta del Comité Nacional Republicano Ronna McDaniel. “Se jactó de que nunca fue ‘tildado de moderado’ en Delaware. Y en la marea socialista del 2020, Biden dice que es ‘el más progresista’ de los candidatos en la contienda. No se dejen engañar: Biden y sus políticas son demasiado liberales para la mayoría de los estadounidenses”.
Los esfuerzos de los republicanos por presentar a los demócratas como todos radicales se intensificó la semana pasada, después de que Sanders dijo que todo el mundo, incluso terroristas convictos, tenían derecho a votar. Los republicanos se abalanzaron sobre ese comentario y exigieron a los otros aspirantes demócratas que se pronunciasen al respecto.
Es la misma táctica que emplearon con las propuestas sobre salud, el Green New Deal y otros temas candentes impulsados por el sector progresista de los demócratas. El objetivo es forzar a los demócratas a que elijan entre contentar a la base del partido en las primarias y conservar sus posibilidades de captar votos moderados en las elecciones generales.
La asesora presidencial Kellyanne Conway pidió el martes a los periodistas que le preguntasen a Biden por sus propuestas en el campo de la salud. Biden fue vicepresidente bajo el gobierno de Barack Obama, que sacó adelante un plan conocido como Obamacare que los republicanos repudian.
“¿Apoya un Medicare (seguro médico del gobierno) para todos? Porque eso implicaría que Obamacare no funcionó”, dijo Conway. Al lanzar su campaña, Biden dijo que está a favor de que la gente pueda acceder al Medicare, pero sin llegar a apoyar el seguro médico universal que propone Sanders y que muchos otros han adoptado.
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Las propuestas de Biden sobre educación son mucho más moderadas que las de Elizabeth Warren, otra aspirante a la nominación demócrata, que plantea una educación sin endeudamiento, y las de Sanders, quien propone universidades subsidiadas por el gobierno.
Biden simplemente plantea objetivos “al alcance del boslillo”, incluidos subsidios para los dos primeros años de universidad para toda persona que satisfaga ciertos requisitos. Ello, afirma, reduciría a la mitad el costo de los cuatro años básicos del ciclo terciario.
Los republicanos no ven mucha diferencia entre las propuestas.
“Los aspirantes demócratas son un grupo homogéneo de extremistas socialistas”, sostuvo Keyleigh McEnany, secretaria de prensa de la campaña de Trump.
“Sus políticas ponen en peligro los cimientos de la sociedad estadounidense y jamás podrán competir con la economía floreciente, los sueldos en alza, los nuevos pactos comerciales, la incorporación de jueces que respetan la constitución, la tan esperada reforma al sistema penal, la reforzada vigilancia de la frontera y el liderazgo de Estados Unidos en la escena mundial bajo el gobierno de Trump”.
Biden sin duda es la persona que más dudas genera en relación con la perspectiva republicana. Es una figura conocida, con décadas de servicio, que tiene bastante apoyo entre la clase obrera de los estados industriales del norte del país en los que cifran muchas esperanzas los republicanos.
“Pintarlo como uno de tantos socialistas es una forma evitar hablar de decencia y experiencia”, planteó Liz Allen, ex funcionaria del gobierno de Obama y Biden. “Joe Biden tiene las dos cosas que Donald Trump no tiene y que les importan a los votantes”.