En Moscú, se duplicaron las muertes a un promedio de 700 por día, debido a la nube de humo tóxico producida por los incendios forestales alrededor de la capital rusa y a la sofocante ola de calor.
El director del Departamento de Salud de la capital, Andrei Seltsovky, culpó al calor sin precedentes y al asfixiante humo de los incendios como la causa del aumento de la tasa de mortalidad.
A su vez, Seltsovky dijo que las funerarias de la ciudad tenían 1.300 cuerpos, casi su máxima capacidad.
La nube tóxica cubrió el cielo por sexto día consecutivo y se registraron concentraciones de monóxido de carbono, y otras sustancias tóxicas, dos o tres veces más altas de lo normal.
Los contaminantes en el aire alcanzaron niveles récord, excediendo por siete veces los límites normales.
Según el Ministerio de Manejo de Emergencias, cerca de 550 incendios siguen activos en distintos lugares del país, principalmente en la parte occidental de Rusia.
Por su parte, el director del Servicio Meteorológico de Rusia, Alexander Frolov, dijo que, juzgando por los registros históricos, esta ola de calor puede ser la peor del último milenio.
"Nuestros ancestros nunca vivieron o registraron una ola de calor como esta en los últimos 1.000 años", dijo Frolov.