La embajadora de Estados Unidos, Caroline Kennedy visita a las víctimas del sunami ocurrido en 2011, en Japón y fortalece lazos de ayuda y amistad.
La recientemente nombrada embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, se perfila a convertirse en una de las diplomáticas de mayor influencia en ese país al fortalecer los lazos compartidos de cultura y educación entre ambos países.
Kennedy visitó un parque donde apreció la amplia zona devastada por el sunami ocurrido en 2011, donde se localiza el puerto industrial en la ciudad de Ishinomaki.
Luego la embajadora llegó hasta una escuela elemental, donde intercambió con los niños efusivos saludos y escribió el símbolo japonés que significa la palabra “tomo” que significa “amigo”.
Posteriormente la diplomática, hija del presidente John F. Kennedy, leyó un cuento del autor estadounidense Maurice Sendak a los escolares de sexto grado.
Su visita también rindió tributo al programa de amistad entre EE.UU. y Japón denominado “Tomodachi” que ofreció ayuda inicial y apoyo a largo plazo a los sobrevivientes del desastre.
De igual manera entregó una donación de 112 libros a la escuela elemental Mongokuura en memoria de Taylor Anderson, un maestro estadounidense que murió en el sunami, cuando enseñaba en la escuela junto a otros compañeros.
El desastre en Japón dejó más de 18.000 personas muertas o desaparecidas y decenas de miles de personas todavía permanecen en albergues temporales dos años y medio después de la tragedia
Kennedy visitó un parque donde apreció la amplia zona devastada por el sunami ocurrido en 2011, donde se localiza el puerto industrial en la ciudad de Ishinomaki.
Luego la embajadora llegó hasta una escuela elemental, donde intercambió con los niños efusivos saludos y escribió el símbolo japonés que significa la palabra “tomo” que significa “amigo”.
Posteriormente la diplomática, hija del presidente John F. Kennedy, leyó un cuento del autor estadounidense Maurice Sendak a los escolares de sexto grado.
Su visita también rindió tributo al programa de amistad entre EE.UU. y Japón denominado “Tomodachi” que ofreció ayuda inicial y apoyo a largo plazo a los sobrevivientes del desastre.
De igual manera entregó una donación de 112 libros a la escuela elemental Mongokuura en memoria de Taylor Anderson, un maestro estadounidense que murió en el sunami, cuando enseñaba en la escuela junto a otros compañeros.
El desastre en Japón dejó más de 18.000 personas muertas o desaparecidas y decenas de miles de personas todavía permanecen en albergues temporales dos años y medio después de la tragedia