París celebró el domingo a los soldados estadounidenses, a los combatientes de la Resistencia Francesa y a otros que participaron en liberar a la Ciudad Luz de manos de los nazis hace 75 años con un despliegue de besos, bailes, lágrimas y gratitud.
Los bomberos desplegaron una enorme bandera francesa en la Torre Eiffel, recreando el momento en que la enseña tricolor hecha con sábanas cosidas fue colocada en la punta del monumento para reemplazar la bandera de la esvástica que ocupó el lugar durante cuatro años.
Decenas de jeeps, vehículos blindados, motocicletas y camiones de la Segunda Guerra Mundial, así como personas con uniformes y vestidos de la época, desfilaron por el sur de París, siguiendo los pasos de los tanques franceses y estadounidenses en su ingreso a la ciudad el 25 de agosto de 1944.
Entre quienes veían el desfile estaba Roger Acher, de 96 años, uno de los pocos sobrevivientes que ingresaron a París con la segunda división blindada del general Philippe Leclerc de Hauteclocque aproximadamente al amanecer ese día. A medida que se acercaban a la ciudad enfrentaron combates encarnizados, recordó.
“Casi me matan”, dijo.
Una banda de Dixieland en un camión militar tocó al final del desfile, que culminó donde ahora se encuentra un nuevo museo dedicado a la liberación y a la Resistencia Francesa.
La joya de las ciudades europeas desde hace tiempo, París sufrió relativamente pocos daños durante la Segunda Guerra Mundial, pero sus ciudadanos fueron humillados, pasaron hambre y se volvieron desconfiados después de 50 meses de ocupación nazi.
La liberación de la capital francesa fue un momento de júbilo y caos. Fue más rápida y fácil para los Aliados que su prolongada batalla a través de Normandía y sus trincheras llenas de armas. Pero de todas formas la lucha por París cobró la vida de casi 5.000 personas, incluyendo civiles parisinos, tropas alemanas y miembros de la Resistencia Francesa cuyos sabotajes y ataques habían preparado a la ciudad para su liberación.