Desde que comenzó la pandemia, las calles de San Salvador permanecen casi vacías. Igual de desolado luce el panorama para miles de salvadoreños como Gladys, cuya hermana Ana, observa con impotencia desde Houston cómo se deteriora la vida de los parientes que dejó atrás. Sus familiares en Estados Unidos ya no los pueden ayudar económicamente por la crisis del coronavirus.
“Aquí hay días que comemos y hay días que no”, afirma Gladys Chávez desde El Salvador
Ana Chávez, desde EE.UU., escucha con detenimiento el relato que su hermana hace a la distancia, guardando para sí los retos económicos que ella misma enfrenta desde que comenzó la crisis económica derivada de la pandemia.
“Nomás hemos estado trabajando 15 horas por quincena, que ni para la renta se saca y nomás solo para la comida”, cuenta Ana.
Por eso, con profundo pesar, últimamente, Ana no ha podido enviar dinero a su familia en El Salvador. Y su caso se replica por miles desde que comenzó la propagación de la COVID-19.
En abril, las remesas familiares enviadas a El Salvador cayeron en un 40 por ciento, de 479 millones de dólares en abril de 2019 a 287.3 millones de dólares este año, marcando un descenso de 191.7 millones de dólares.
En mayo, la reapertura económica en Estados Unidos tuvo un efecto inmediato en el país centroamericano, según el informe más reciente del Banco Central de Reservas de El Salvador (BCR), el mes pasado entraron al país unos 414 millones de dólares en remesas enviadas desde el extranjero, 91.2 millones de dólares menos que en mayo de 2019, cuando llegaron al país 505.5 millones de dólares de remesas.
“Sí, registramos menos remesas que el año pasado, pero sí, vemos que hay una tendencia menos decreciente con respecto a abril. Solo el mes de abril, comparado con abril del año pasado, hubo un crecimiento de menos 40 por ciento. En cambio, ahora en mayo, ya tenemos una tasa, siempre negativa, pero de menos 18 por ciento”, afirma Rony Aguilar del BCR.
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Es un avance importante para una de las economías más abatidas de la región, desde antes de la pandemia. En El Salvador, la captación de remesas supone aproximadamente el 20 por ciento del Producto Interno Bruto, casi lo mismo que el país genera en el sector de las exportaciones.
Ana todavía no está en condiciones de volver a ayudar económicamente a sus familiares en El Salvador, una realidad, que le sigue robando el sueño.
"Me da tristeza no poderlos ayudar económicamente. No hay de otra, esperar", dice.
Entre sus vecinos, El Salvador fue el más afectado por la caída en remesas entre abril y mayo. Guatemala y Honduras captaron entre 17 y 21 por ciento menos, respectivamente, durante el mismo periodo.