María Auxiliadora Uceda, con 36 años de experiencia como enfermera en hospitales públicos de Nicaragua, valora que hasta ahora el COVID-19 es la situación más crítica que ha enfrentado en todos sus años de ejercicio profesional.
Uceda es jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital Roberto Calderón, una de las áreas donde asisten a personas contagiadas de COVID-19 que se encuentran en estado crítico. Explica Uceda que los enfermeros han enfrentado la pandemia como un reto profesional que los coloca entre el miedo al contagio y la carga emocional de acompañar a pacientes al borde de la muerte.
“Como esta (pandemia) ninguna. Nos ha golpeado emocionalmente, porque también pensamos en qué momento nos podemos contaminar, aunque nosotros debemos de cuidarnos. Nosotros hacemos reflexiones y decimos el paciente duerme y nosotros velamos el sueño. Esta ha sido una situación dura y crítica para nosotros”, dijo la enfermera que además preside la Asociación de enfermería de Nicaragua.
La pandemia ha supuesto un desafío para los profesionales de la salud por su envergadura, y se destaca la indiscutible labor de médicos especialistas en la atención, mitigación y prevención de esta enfermedad.
También es vital la labor del grupo de profesionales y trabajadores de los puestos médicos que se mantienen en la primera línea de contención del nuevo coronavirus: enfermeras, asistentes de enfermería, camilleros, personal de limpieza y otras áreas dentro de los hospitales y puestos de salud.
La Voz de América conversó con varios licenciados en enfermería que trabajan en el sector público en Nicaragua y que han estado directamente atendiendo a pacientes con COVID-19. Johana Jiménez Chávez, coordinara del área que atiende enfermos con complicaciones respiratorias por el COVID-19 en el hospital Roberto Calderón, contó que su experiencia va más allá de la atención en salud, pues la constante relación con los pacientes la lleva a generar vínculos de afecto y apoyo hasta con sus familiares.
“La cercanía de estar con ellos, el contacto personal con cada paciente, unos estaban ansiosos, querían noticias de sus familias. Fuimos correos, enlaces, llevábamos cosas. Le decíamos a los familiares: Mándele una notita si puede. El contacto con la gente nunca fue solo darle su medicamento, es una experiencia que abarca muchísimas cosas”, explicó Jiménez.
Otra de las tareas del personal de enfermería en Nicaragua ha sido apoyar a los familiares en el reconocimiento de las personas fallecidas por el coronavirus, pues las características de la enfermedad no permiten el contacto personal. Johana Jiménez llora cuando recuerda que ha tenido que acompañar a familiares a reconocer por fotografía a los pacientes fallecidos.
“Lamentablemente tuvimos que agarrar a los familiares y llevarlos y que miraran a su paciente y es algo duro, porque no es como que uno lo ve, solo teníamos que ponérselo en frente y que lo mirara y después se tenía que retirar, ese era el único momento que tenía el familiar”, dijo la enfermera.
La psicóloga Lorna Norori explicó que el personal de enfermería se encuentra sometido a altos niveles de estrés. “Una condición en la que está presente el permanente estado de salud quebrantado de las personas sobre todo si están el altísimo riesgo de morir, y el personal expuesto a esto está viviendo una situación permanente de impotencia, de llegar a sentirse con capacidades insuficientes. Es como una pelea constante con la muerte”.
También lea Advierten que Nicaragua representa “un riesgo” para Centroamérica“Es algo ante lo que no se habían visto de manera tan constante hasta hace unos meses. No era lo cotidiano ver morir a tantas personas en el mismo momento, por la misma causa y sentir que no hay muchas alternativas”, añadió la psicóloga.
En medio de la falta de información oficial sobre el avance de la pandemia en Nicaragua, se desconoce cuántas enfermeras y enfermeros se habrían contagiado con la COVID-19.
La Asociación de Enfermería asegura que uno de los principales riesgos del gremio es que la mayoría de sus profesionales superan los 50 años, lo que los coloca en una condición de mayor vulnerabilidad ante esta enfermedad.
Asociaciones médicas independientes han denunciado la muerte de médicos y personal de enfermería producto del COVID 19, pero los trabajadores del sistema de salud pública no pueden confirmar estas declaraciones.
El gobierno de Ortega ha afirmado que ellos siguen el “modelo sueco”, que no ha sido explicado, y no ha adoptado las medidas sugeridas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), tales como el cierre de negocios no esenciales o el distanciamiento social.
Funcionarios del gobierno han dicho que se han destinado los recursos necesarios para contener el avance de la enfermedad, sin especificar montos u otros requerimientos.