Exdiplomático salvadoreño: "Nada sustituye tener un buen embajador de El Salvador en Washington"

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo una reunión bilateral con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, durante la 74 Asamblea General de la ONU en septiembre de 2019.

Según René León, exembajador de El Salvador ante Estados Unidos, el presidente Nayib Bukele acertó en el fortalecimiento de las relaciones con Washington, pero ha optado por centralizar el manejo de la diplomacia en su persona, limitando así la capacidad de su cuerpo diplomático.

El gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, se caracterizó desde el inicio de su gestión por su acercamiento a Estados Unidos. De hecho, en una reunión que sostuvieron ambos mandatarios en el marco de la 74 Asamblea General de la ONU, Bukele afirmó que Washington no es solo un aliado y socio, sino además un amigo, y destacó que el presidente Donald Trump, al que se refirió con admiración, al igual que él, también es un asiduo de la red social Twitter.

Pero más allá de eso, las relaciones diplomáticas del gobierno de El Salvador, de acuerdo con el análisis del exembajador salvadoreño René León, no han tenido un mayor cambio, aunque sí se han visto marcadas por detalles tan significativos como el de no tener un embajador nombrado ante el gobierno estadounidense.

El próximo 1 de junio se cumple el primer año de la llegada de Nayib Bukele a la presidencia de El Salvador. La Voz de América entrevistó al exdiplomático, quien fue el máximo representante del gobierno salvadoreño ante Estados Unidos entre los años 1997 y 2009, es decir, durante los mandatos de los presidentes Bill Clinton, George Bush y Barack Obama.

VOA: ¿Cuál es su opinión sobre la gestión diplomática durante el primer año de gobierno del presidente Bukele?

Respuesta: Bueno, creo que el presidente Bukele inició su gestión con una muy buena nota, con unas excelentes expectativas del manejo diplomático, de las relaciones internacionales de El Salvador, sobre todo porque el presidente Bukele es la persona que comienza a restaurar las relaciones bilaterales entre El Salvador y Estados Unidos, que por 10 años, durante los gobiernos anteriores, habían estado bastante supeditadas a temas que definitivamente iban contra los intereses y contra la visión de Estados Unidos en el mundo. Específicamente el tema de la dictadura en Venezuela, el régimen autoritario y dictatorial en Nicaragua y en otros países como Cuba.

Cuando el presidente Bukele viene como precandidato a las elecciones a Estados Unidos, desde ese momento establece una relación muy cercana con diferentes actores, incluyendo la administración del presidente Trump en la Casa Blanca, y él promete -y de hecho así lo ha cumplido- acercarse más a Estados Unidos, a sus posiciones de mutua conveniencia de intereses compartidos en una condición de aliado y amigo, y eso, creo yo, tiene un gran mérito.

Pero también en sí mismo, eso encierra un error fatal y es que el presidente Bukele empieza a implementar una política de relación bilateral exclusivamente con el gobierno y con la base de apoyo político del gobierno, es decir el Partido Republicano.

VOA: ¿Cuál es ese error?

Respuesta: El gran error que está cometiendo el presidente Bukele en la conducción de las relaciones bilaterales con Estados Unidos, por lo menos a nivel diplomático, es que tiene un fuerte sesgo para la Casa Blanca y se olvida de lo que, para mi juicio, es el determinante principal del éxito para un país con las características de El Salvador.

Somos un país pequeño, no tenemos grandes intereses estratégicos para Estados Unidos y por lo tanto debemos de buscar políticas bipartidistas.

Los recientes comunicados del subcomité de Relaciones Hemisféricas de la Casa [Cámara] de Representantes y las cartas que ellos han mandado, tanto al secretario Pompeo como a la administración del presidente Trump, señalando las violaciones de los derechos humanos y las amenazas a lo que sería el orden institucional en El Salvador, en cuanto al no respeto de la división de poderes y otros temas, han sido firmadas solamente por congresistas demócratas.

Y esto es bien interesante porque lo que revela es efectivamente un sesgo importante de la política exterior del presidente Bukele con relación a Estados Unidos, donde ha puesto todo su capital a la Casa Blanca y al Partido Republicano.

Y ese es un grave error que tarde o temprano le va a terminar pasando un costo, una factura al gobierno de El Salvador.

VOA: En el mediano y largo plazo, ¿qué efecto negativo, además de lo que usted ya mencionó, puede causar el no nombrar un representante diplomático?

Respuesta: Simple y sencillamente El Salvador desaparece de las pantallas radar de los entes políticos que toman decisiones importantes que afectan los intereses y afectan el bienestar de los salvadoreños que viven tanto en Estados Unidos como en El Salvador.

Desde el inicio de su gestión, el presidente Nayub Bukele ha tenido un estrecho acercamiento al gobierno del presidente Donald Trump. En Julio de 2019, el secretario de estado, Mike Pompeo, visitó El Salvador y firmaron acuerdos entre ambas naciones.

No hay que olvidar que El Salvador tiene casi un tercio de su población viviendo en este país y una gran cantidad de temas afectan los intereses y el bienestar de los salvadoreños, empezando por el tema migratorio, siguiendo con los temas de ayuda económica, ayuda humanitaria -ahora que es tan importante en esta época de pandemia- y otros aspectos políticos bilaterales que definitivamente sirven para cimentar una relación sólida de aliado y amigo entre Estados Unidos y El Salvador.

No tener esa voz en Washington es prácticamente muy grave y no tener esa voz, que esté también promoviendo iniciativas en el Congreso que tengan un apoyo bipartidista, es ignorar la historia de El Salvador en su relación con Estados Unidos.

VOA: ¿Desde su punto de vista, qué razones podría haber para que no se haya nombrado un embajador?

Respuesta: Hay personas altamente calificadas y con experiencia para poder desempeñar un papel tan importante, pero creo que tiene más que ver con la personalidad del presidente.

Es un presidente que, a mi juicio, comete el error lamentablemente de ser demasiado centralista.

Él quiere tener el control de la relación diplomática con Estados Unidos y de la relación política con Estados Unidos, y claro que lo tiene, es el presidente de la República. Es más, en realidad no es el canciller el que nombra al embajador. El embajador es un hombre del presidente, entonces el presidente no quiere soltar ese control.

Y eso tiene un costo muy importante porque ya se consumió un año de trabajo de una persona que tenía que presentarse ante las autoridades -no solamente el gobierno, sino del Congreso y demás autoridades locales, federales y estatales en Estados Unidos- y eso no se ha hecho.

VOA: ¿Cuál es su opinión con respecto al trabajo de la cancillería salvadoreña en este primer año?

Respuesta: La cancillería salvadoreña yo la definiría en una sola palabra, disfuncional. Y la disfuncionalidad se refleja en una gran cantidad de temas, de puntos que son de interés para el gobierno de El Salvador.

Además, tenemos una cancillería prácticamente paralizada porque, como tenemos un presidente centralista, el margen de maniobra de la canciller, de su cuerpo diplomático, de sus funcionarios es prácticamente inexistente porque el presidente no los deja actuar.

Y nuevamente, le digo, tenemos una cancillería sometida, digamos, a lo que son las políticas mucho más macro que se deciden a otro nivel político, al nivel político más importante del gobierno que es el presidente y sus allegados.

VOA: ¿Cómo cree que serán los próximos cuatro años de gobierno en cuanto a la gestión diplomática?

Respuesta: Creo que la situación se va a ir poniendo cada vez peor.

Sobre todo, si hay un cambio de gobierno en Estados Unidos en noviembre y llega una administración diferente a la actual, que es adonde se ha apostado todo el capital político del presidente de la República para sostener la relación diplomática y bilateral con Estados Unidos, creo que la situación se va a deteriorar todavía más rápidamente y se van a empezar a pagar los costos de estas acciones que se han tomado que hasta el momento.

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Este artículo es parte de una serie de tres reportajes realizados por la VOA con motivo del primer aniversario de la llegada a la presidencia de Nayib Bukele en El Salvador.