A ocho meses de las elecciones generales en Nicaragua y a dos de vencer un plazo de la Organización de los Estados Americanos, OEA, para que el gobierno oficialice reformas electorales, los bloques opositores en el país han empezado a presentar sus precandidatos para la presidencia sin voluntad de unidad y en un contexto que los analistas califican como “adverso y carente de garantías”.
La Unidad Nacional Azul y Blanco, que forma parte de la Coalición Nacional, presentó al politólogo Félix Madariaga como su precandidato para la presidencia. El dirigente opositor asumió una serie de compromisos en caso de ser elegido, incluyendo la liberación de los presos políticos y justicia para las víctimas de los disturbios de 2018.
“No va a ser una elección fácil”, dijo Madariaga al presentar su candidatura. “Nos la van a querer robar y actúan así porque nos tienen miedo, pero hacemos el compromiso de una candidatura diferente porque es una candidatura que nace de la gente, de un proceso de consulta”.
Agregó que “además, es una candidatura que va a estar hombro a hombro con el pueblo en la primer lucha del combate cívico, no solo defendiendo el voto, sino clamando por la libertad de los presos políticos”.
En tanto la Alianza Ciudadana, integrada por los partidos Ciudadanos por la Libertad y Alianza Cívica, insisten en su postura de convertirse en la plataforma electoral que compita en noviembre con el Frente Sandinista mientras intenta negociar, por separado, con los integrantes del otro bloque opositor a la espera de que se les unan e impulsen la candidatura del economista Juan Sebastián Chamorro, quien se convirtió en su precandidato oficial.
Chamorro también compartió los tres pilares o lineamientos generales de su plan de gobierno: “una economía que crezca y genere oportunidades” atrayendo inversión privada y generando empleos, una política de justicia, respeto a la ley y reparación para víctimas, y “una política social que beneficie a las mayorías” con salud, educación, agua y saneamiento, seguridad social, vivienda y política de juventud.
“Quiero ser el candidato de la unión, quiero ser el candidato de la esperanza, quiero ser el candidato que derrote a Ortega y a este sistema que nos agobia y nos oprime”, señaló.
También lea Nuevo esfuerzo de la oposición en Nicaragua en busca de unidadEn tanto Carlos Tünnermann, vocero de la Comisión de Buena Voluntad, que intenta un acercamiento de los opositores antes de finales de marzo, afirma que la Coalición Nacional se ha mostrado, desde un principio, en disposición de conversar, mientras la Alianza Ciudadana sigue sin responder a la invitación, una estrategia política que contrasta con la demanda de unidad y la experiencia política de 2006 cuando Daniel Ortega regresó al poder tras 16 años en la oposición y aprovechó la división y el voto de sus competidores.
Los candidatos ahora lucen como las dos opciones de la oposición, pero ambos han sido cuestionados por la falta de disposición a dialogar e impulsar la unidad, una estrategia tomada contrarreloj cuando faltan solo dos meses para que se cumpla el plazo que la OEA fijó para que se den reformas electorales que garanticen comicios libres.