Los templos católicos de Nicaragua abrieron sus puertas en 2018 para acoger a los ciudadanos que protestaban contra el gobierno del presidente Daniel Ortega, cuando eran víctimas de agresiones, persecución, violencia y represión en plena crisis social.
El proceder de los religiosos reactivó los roces y la incomodidad del gobierno sandinista con la Iglesia católica llevó a Ortega a acusar a los obispos de golpistas y terroristas, y provocó que durante los siguiente tres años la iglesia fuera blanco de asedio, persecución, profanaciones y vigilancia policial.
Sin embargo, los religiosos han sido indoblegables y a veces combativos ante la presión y los templos se mantienen actualmente como los únicos espacios donde la población aún puede mantener viva la memoria de las víctimas de la respuesta estatal.
El gobierno sandinista niega las acusaciones y mantiene que las protestas buscaron poner en marcha un golpe de Estado.
En este tercer aniversario de la rebelión de abril, la resistencia cívica se trasladó a las iglesias y en una misa que recordó a las víctimas el padre Edwin Román, párroco de la Iglesia San Miguel Arcángel de Masaya, fue directo al asegurar que en el país “estamos hartos de dictadura”.
“La familia cada vez más empobrecida y la pobreza no ve colores políticos ni religiosos, a consecuencia del sistema que está en Nicaragua, una dictadura. Nicaragua tiene buenos hombres y mujeres para ocupar la presidencia del país pero considero que urge lo que exigen todos los nicaragüenses la unidad”, comentó.
Mientras tanto, en la Catedral de San Pedro, en Matagalpa, algunos fieles aprovecharon para hacer un llamado fugaz en demanda de libertad para “los presos políticos y justicia para los asesinados”.
Minutos antes que los feligreses sacaran sus banderas dentro del templo, monseñor Rolando Álvarez llamó a los diputados de la Asamblea Nacional a que hagan una consulta “plural y democrática” de la reforma a la Ley Electoral.
“Nicaragua necesita la paz. Nicaragua tiene una gran oportunidad para reencausarse a un estado democrático de derecho funcional, es decir un estado que este a los pies del pueblo”, dijo el sacerdote.
“Las reformas electorales propuestas recientemente tendrían que representar para la nación una decisiva oportunidad para garantizar un proceso electoral legítimo y democrático”, agregó.
Por otra parte, el obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, quien se encuentra fuera del país por una solicitud del papa Francisco, llamó a la sociedad nicaragüense a no olvidar a las víctimas del del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo y a continuar demandando justicia.
El más reciente informe sobre la libertad religiosa de la organización católica internacional de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada, una fundación papal creada en 1947, reiteró que Nicaragua es un país donde las libertades religiosas y de culto están seriamente comprometidos debido a la represión gubernamental.
La entidad indicó que los regímenes totalitarios que existen en países como Nicaragua han manifestado su agresividad contra la Iglesia católica cuando los obispos han criticado "la corrupción y las iniciativas políticas y sociales que entienden que son perjudiciales para el bien común".
En el caso de Nicaragua, señala que obispos, curas y sacerdotes, así como templos y propiedades eclesiásticas, han sido atacadas por partidarios del gobierno y órganos de seguridad del estado por proteger a la población civil que ha protestado desde abril de 2018.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones; o bien, síguenos en redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.