El presidente de Chile, Sebastián Piñera, siguió el martes las conversaciones con los partidos políticos de la oposición buscando una solución a la crisis que han desatado las protestas sociales, las cuales no ha logrado detener.
Piñera citó a las fuerzas políticas al Palacio de La Moneda, sin embargo la convocatoria no fue atendida por todos, como fue el caso del Partido Socialista, quien optó por no asistir.
“Yo le estoy pidiendo ayuda a los buenos en estricto rigor para que levanten la voz desde todas sus vitrinas para decir que el camino no es la violencia y que, si queremos justicia, necesitamos paz. ¿De qué manera podemos debatir las preocupaciones de la gente en medio de saqueos, incendios, destrozos?”, dijo el mandatario a medios locales de su país.
Siguen protestas
El martes Chile fue testigo nuevamente de protestas, que culminaron con incidentes aislados protagonizados por encapuchados que levantaron barricadas y saquearon algunas tiendas, mientras la policía reprimió con gases lacrimógenos la marcha pacífica hacia una plaza que en los últimos días fue escenario de la mayor concentración que ha visto el país sudamericano.
También surgieron algunos incendios en medio de los actos vandálicos.
El recién nombrado ministro del Interior, Gonzalo Blumel, explicó el martes, que las prioridades en estos momentos del gobierno son recuperar la paz y la agenda social.
A las declaraciones de Blumel se sumaron las del ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, de que se convocará a diálogos en las 345 comunas social chilenas.
Señaló que buscan “guiar esto a una conversación, en una catarsis que permita construir un buen diagnóstico, pero también una construcción de una agenda social”.
Sobre la posibilidad de que se hable también de una Asamblea Constituyente para reemplazar la Constitución instaurada en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), indicó que “podrían llegar a lo que quieran los ciudadanos... no hay barreras si es un diálogo conducidocon objetivo”.
La idea de una nueva Constitución, impulsada por años por la oposición de centroizquierda, fue admitida por primera vez el martes por el presidente del oficialista partido Renovación Nacional, Mario Desbordes.
“Si hay que cambiar la Constitución, hay que hacerlo, porque el 90% de los chilenos así lo quiere... Yo no le tengo miedo a la democracia en nada”, aApuntó Sichel.
En la oposición, los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado anunciaron que se reunirán para conversar sobre el tema, mientras la comisión de Constitución de los diputados informó que agendará sendos proyectos para que no sea sólo el Congreso el que elabore una nueva Carta Magna y establecer una Asamblea Constituyente.
La Constitución de Pinochet implantó el modelo neoliberal, privatizó los servicios básicos y creó sistemas de educación y salud a los que se puede acceder según el poder adquisitivo. En Chile sólo el 20% de los 18 millones habitantes se atienden en la salud privada.