El primer ministro chino, Li Keqiang, dijo el viernes de la pasada semana que Estados Unidos y China no debería “cerrar” una puerta cultural entre los países a medida que se intensifican las sanciones económicas contra la vecina Rusia.
“Dado que las dos partes se abrieron la puerta entre sí [hace 50 años], no deberían cerrarla, y mucho menos desvincularse”, dijo Li, refiriéndose al 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China que comenzaron en 1972 con el viaje a Beijing del por entonces presidente de EE. UU. Richard Nixon.
Haciéndose eco de varias declaraciones conciliatorias de los líderes chinos desde la invasión rusa de Ucrania a fines de febrero, Li aceptó que Washington y Beijing tienen percepciones diferentes de la crisis que se desarrolla en Europa del Este.
“Creemos que la cooperación debe ser la corriente principal porque la paz y el desarrollo mundiales dependen de eso”, dijo Li a los periodistas al concluir una sesión anual del parlamento. “Incluso si somos competidores de mercado en los frentes económico y comercial, eso debería ser bondadoso e igualitario”.
El presidente chino, Xi Jinping, dijo el 8 de marzo que su país está listo para “trabajar activamente” con la comunidad internacional para resolver el conflicto en Ucrania.
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Algunos observadores, sin embargo, dicen que Beijing puede estar haciendo propuestas por razones financieras y políticas.
“Creo que el presidente Xi y los líderes chinos están un poco inquietos por lo que están viendo en Ucrania”, testificó recientemente el director de la Agencia Central de Inteligencia, William Burns, ante los legisladores estadounidenses. “No anticiparon las importantes dificultades con las que se iban a encontrar los rusos”.
Burns dijo que China también estaba preocupada por el impacto geopolítico de la invasión rusa, incluso “por la forma en que [el presidente ruso] Vladimir Putin ha acercado mucho más a europeos y estadounidenses”.
Algunos analistas dicen que Beijing está tratando de ganar tiempo hasta que pueda presentar la respuesta política adecuada a la situación cambiante. Aunque las sanciones apuntan al comercio ruso, tendrán un amplio impacto en las empresas y bancos chinos que tratan con entidades rusas.
“China no quiere ofender a Occidente en este momento. Pero es poco probable que cambie su enfoque a largo plazo hacia Estados Unidos”, dijo a la Voz de América Alexander Sandkamp, profesor asistente y experto en economía china en la Universidad de Kiel en Alemania.
Los funcionarios chinos creen que no habrá tregua en la feroz competencia económica e incluso en las fricciones diplomáticas con Estados Unidos, dijeron las fuentes. Pero también ven suficiente espacio para la cooperación porque las dos economías más grandes del mundo intentarían complementarse en negocios y otras esferas.
Scott Kennedy, asesor sénior y presidente de negocios y economía de China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo que sería un error pensar que China está cambiando su estrategia hacia Estados Unidos en esta etapa.
“Si bien Beijing ha tratado de separarse de las consecuencias más brutales de la invasión de Rusia, no se ha unido a las filas de la alianza occidental en oposición abierta a la invasión en sí”, dijo.
“China todavía cree que Rusia tiene preocupaciones de seguridad legítimas que no se han abordado”, agregó. “Todavía está colaborando con Rusia en la difusión de desinformación y todavía se opone firmemente a las sanciones occidentales contra Rusia. Hasta que se ajuste en estas áreas, hablar de que Beijing ajuste su postura hacia Estados Unidos sería mera especulación”.
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