En los últimos cinco años, República Dominicana se ha posicionado mejor en aspectos democráticos, según analistas consultados por la Voz de América y de cara a las elecciones de este domingo, 19 de mayo, el país pondrá a prueba al partido en el poder. Temas como migración y la crisis en Haití se mantienen como protagonistas, pero, ¿qué le depara a los dominicanos estas elecciones?
Tres de los ocho candidatos registrados emergieron como líderes en las encuestas. El presidente en funciones, Luis Abinader, encabezaba la lista con un sólido 59% de apoyo, lo que sugiere una victoria potencial en la primera vuelta.
Abinader, miembro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), ha ocupado la presidencia desde 2020, tras ganar las elecciones anteriores con una plataforma anti-corrupción y un enfoque pro-empresarial. Durante su mandato, mostró disposición para incrementar el gasto social y trabajar en pro de la transparencia.
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Abinader compite contra el expresidente Leonel Fernández del Partido Fuerza del Pueblo (FP), quien obtuvo un 27 % de apoyo en las encuestas nacionales. Fernández, que ha ocupado la presidencia en tres períodos anteriores (de 1996 a 2000 y de 2004 a 2012), se enfocó en la redistribución de la riqueza y la justicia social durante su campaña.
A Fernández se le conoce por sus esfuerzos en mejorar la infraestructura en la isla, incluyendo su participación en la construcción del sistema de metro en Santo Domingo. Aunque Fernández criticó la gestión de Abinader en las relaciones con Haití, compartió la postura restrictiva del actual mandatario hacia la inmigración y la opinión de que la comunidad internacional debería jugar un papel más activo en este tema.
Abel Martínez, actual alcalde de Santiago de los Caballeros y miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fue el tercer contendiente más destacado con un 13 % de apoyo.
Durante su campaña, resaltó una amplia experiencia en servicio público y su gestión como alcalde. Al igual que los otros candidatos, Martínez ha mantenido una postura firme sobre el control migratorio, especialmente en relación en Haití.
El auge de Luis Abinader y su popularidad en República Dominicana
Abinader, un ex empresario y político, surgió como una alternativa durante las elecciones de 2020 en respuesta a la corrupción y la necesidad de transparencia en el Gobierno. Durante su mandato, fue elogiado por su manejo de la pandemia de COVID-19 y las mejoras económicas, que ayudaron a posicionar a República Dominicana como la segunda economía de más rápido crecimiento en América Latina y el Caribe según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Estos logros contribuyeron a una alta aprobación regional, con Abinader alcanzando un 62 por ciento en las encuestas.
Sus políticas migratorias estrictas, especialmente en relación con los haitianos, resonaron fuertemente entre la población dominicana.
¿Cómo se encuentra República Dominicana en términos de democracia?
"República Dominicana representa una excepción alentadora a las tendencias regionales más amplias de declive democrático en los últimos años, especialmente en lo que respecta a mejoras en medidas de participación", dijo el analista Iván Gatón, consultado por la VOA.
Al mismo tiempo, el país muestra avances positivos en el Estado de derecho y representación, según el estudio de Índices del Estado Global de la Democracia para la República Dominicana frente a las Américas, hecho por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral.
Estos progresos han sido impulsados por protestas públicas que ayudaron a detener la reforma constitucional que habría permitido a los presidentes postularse para un tercer mandato consecutivo. Además, las manifestaciones ciudadanas llevaron a la creación e implementación de nuevos mecanismos de participación y diálogo con actores nacionales.
Desafíos para la actual gestión de Abinader
República Dominicana se enfrentaba a varios desafíos importantes, y la nueva administración tenía la tarea de abordarlos. Uno de los desafíos más significativos fue cómo manejar la relación con el vecino Haití, que atravesaba una crisis humanitaria y política severa.
La decisión de cerrar las fronteras y continuar deportando ciudadanos haitianos, incluidos aquellos que buscaban asilo, reflejaba las tensiones existentes entre los dos países. La administración del presidente Abinader había adoptado un enfoque restrictivo, enfatizando la necesidad de evitar la "inseguridad desbordante".
Abinader también responsabilizó a la comunidad internacional por su inacción en el tema y dejó claro que República Dominicana no asumiría la carga de ayudar a los ciudadanos haitianos que escapaban de su país.
Recientemente, Abinader hizo un llamado a la comunidad internacional para brindar apoyo a Haití, advirtiendo que era necesario actuar juntos para salvar a Haití, o de lo contrario República Dominicana se vería obligada a protegerse sola.
Estos desafíos plantearon importantes preguntas sobre las políticas y estrategias que la nueva administración implementaría para manejar esta situación delicada en la región.
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