Tras la devastación que dejó a su paso por Bermuda, el huracán Ernesto envió fuertes oleajes hacía las costas estadounidenses y generó corrientes de resaca asociadas con al menos dos muertes, lo cual obligó el cierre de playas en el área de Nueva York, donde los avisos por el peligro en el mar se mantienen hasta la noche de este lunes. Pero fue otro sistema de lluvias torrenciales que coincidió en el área, lo que obligó a declarar el estado de emergencia en varias localidades y dejó al menos otros dos muertos. Brookheaven en Nueva York y Oxford en Connecticut batallaban con graves inundaciones por las lluvias que dejaron en promedio 25 centímetros de agua.
“El agua gana velocidad a medida que desciende hacia estos puntos de drenaje naturales. Muchas de estas áreas se construyeron hace mucho tiempo y solo tienen sumideros. No tienen cuencas de recarga que pueden almacenar de manera óptima veinte centímetros de agua. Un sumidero solo puede almacenar de 5 a casi 8 centímetros”, dijo Dan Losquadro, Superintendente de Brookhaven.
Los bomberos realizaron al menos 100 rescates de hogares y negocios amenazados por el agua donde testigos veían cómo autos y partes de viviendas bajan con la corriente. En Connecticut se produjeron deslizamientos de tierra y fugas de gas a consecuencia. El servicio de algunas líneas de los trenes fue suspendido y los aeropuertos del área presentaron retrasos y cancelaciones. En la ciudad de Nueva York, la policía pidió no transitar por el área de la calle 86 del Parque Central debido a inundaciones.
“Hay algunas playas que también no pueden cruzar más para allá tienen un límite por posibles peligros que hay y así vi la lluvia también como arrastró muchísimos carros y hay hasta desaparecidos”, comentó Rafael Pérez, Residente de Nueva York.
Las alertas por inundaciones repentinas en el área se mantienen y según pronósticos se esperan más lluvias con riesgo de ser excesivas en al menos cinco estados del noreste del país. Ángela González, Voz de América, Nueva York.