La tenista estadounidense, Coco Vandeweghe, demostró por qué las esperanzas están cifradas en su juego, aunque se tuvo que despedir del Abierto de EE.UU.
Vandeweghe, de 19 años, tuvo un complicado choque ante la experimentada jugadora australiana Samantha Stosur, en la segunda ronda del torneo, y ahora tendrá que esperar un año más para intentar consolidarse en el torneo más importante del tenis mundial.
Durante el partido jugado en el estadio Louis Armstrong, Vandeweghe desplegó algunos destellos de brillantez, confirmando las esperanzas de muchos que aseguran que la tenista estadounidense es la futura heredera de las hermanas Williams.
Incluso en algún momento del partido, Vandeweghe lideró el encuentro, pero no logró ser consistente y terminó comprendiendo, como muchos otros jugadores jóvenes, que no son rápidos disparos o potentes lanzamientos los que ganan partidos.
A pesar de los ases que utilizó Vandeweghe, la tenista tuvo problemas al momento de realizar el servicio inicial y no hizo mucha mella en la en la frialdad de Stosur quien esperó para voltear el juego a su favor.
Vandeweghe, quien nació en Nueva York y ahora vive en Rancho Santa Fe, California, dijo que estaba feliz de llegar a la segunda ronda en el Abierto de EE.UU. por primera vez, pero agregó que "todavía tengo millas por recorrer en todas las áreas".
"Tengo mis metas y cuando alcance esos objetivos, voy a estar contenta", dijo Vandeweghe, actualmente en el puesto número 112 del mundo, aunque asegura que estará dentro de las primeras 70 al final del año.
"He luchado con todo mi corazón por ahí", dijo Vandeweghe, "y eso es todo lo que puedo pedir."