El presidente Iván Duque ordenó el miércoles el despliegue de 2.500 miembros de la fuerza pública a la zona donde fueron asesinados cinco indígenas por presuntos disidentes de la desaparecida guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC).
Duque hizo el anuncio desde el departamento del Cauca, en el suroeste del país, donde viajó acompañado por la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, y el director de la policía, general Óscar Atehortúa, para establecer un consejo de seguridad.
El presidente fue enfático al señalar que hay que combatir con contundencia a los delincuentes “que quieren capturar al poder local, que quieren intimidar a las comunidades indígenas” y dijo que el estado tomará decisiones para fortalecer la seguridad en esta zona.
Duque dijo que en 40 días deberá estar en operación la llamada Fuerza de Despliegue Rápido Fudra 4, que reforzará pie de Fuerza en el departamento de Cauca, con 2.500 hombres y su misión será un mayor control territorial, cerrar rutas del narcotráfico y desmantelar organizaciones criminales.
El martes por la tarde, en la zona de Tacueyó, un grupo de indígenas que se movilizaban en camionetas fue sorprendido por el presunto grupo de disidentes de las FARC, quienes les dispararon con armas de fuego.
Cinco indígenas murieron y seis resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.
También lea Colombia: Asesinan a tiros a cinco indígenas y al menos seis están heridosDuque dijo que “los responsables son estructuras del narcotráfico y residuales que quieren mantener el negocio de las drogas”.
La zona de Tacueyó es estratégica para el narcotráfico y mantiene la presencia de disidentes de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016 para acabar un conflicto armado que ha dejado 260.000 muertos.
Una investigación inicial indicó que la matanza fue en aparente represalia por la captura de tres miembros de un frente residual de las FARC.
Las guardias indígenas protegen a sus comunidades y no portan armas de fuego.
Desde el desarme del grueso de combatientes de la antigua guerrilla FARC, en 2017, se ha recrudecido la violencia en puntos focalizados de Colombia, donde organizaciones bien armadas quieren asumir el dominio ante la tardía llegada del estado para copar el vacío dejado por los rebeldes.