Víctimas del conflicto armado piden verdad

Luz Marina Bernal fue una de las víctimas del conflicto armado colombiano que habló en La Habana.

Tras exponer sus testimonios en La Habana, las víctimas del conflicto armado colombiano pudieron conversar con representantes del gobierno y las FARC en inédita sesión de los diálogos de paz.

Reconciliación sin renunciar a la verdad.

Este fue el llamado que las 12 víctimas del conflicto armado hicieron a los representantes del gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se encuentran en La Habana, Cuba, sosteniendo diálogos de paz.

Las víctimas entregaron su mensaje tras dar testimonios de sus experiencias en una emotiva e inédita sesión el 16 de agosto.

“Durante esta jornada hemos compartido el compromiso por la verdad como base de la paz (...) y no de intercambio de impunidades", dijeron en un comunicado las 12 víctimas que participaron en la sesión, aludiendo a iniciativas legales que, para asegurar la paz, buscan dotar de inmunidad a militares y guerrilleros que cometieron crímenes durante el conflicto de medio siglo.

La sesión, que duró casi nueve horas, comenzó con unas palabras de los jefes de las delegaciones de paz del gobierno, Humberto de la Calle, y de las FARC, Iván Márquez.

Cada víctima tuvo 15 minutos para relatar su caso y plantear sus demandas, con la esperanza de que se consideren en un eventual acuerdo de paz.

En La Habana entregaron su testimonio víctimas de la guerrilla, de agentes del Estado (militares y policías), de paramilitares de derecha, de narcotraficantes y de distintos grupos armados combinados.

"No estamos acá por dinero, apostamos por un proceso de paz duradera", dijo Luz Marina Bernal, cuyo hijo de 26 años con discapacidad mental fue secuestrado y asesinado en 2008 por militares que lo hicieron pasar por un guerrillero abatido en combate, en uno de los casos conocidos como "falsos positivos".

La reparación de las víctimas es el cuarto de los seis puntos de la agenda de paz y uno de los más complejos, debido a que ambas partes se culpan mutuamente por la violencia armada, que ha dejado en medio siglo 220.000 muertos y más de cinco millones de desplazados, según cifras oficiales.

"Iván Márquez se acercó y me pidió perdón. Me dijo que fue una equivocación lo que cometieron con mi familia", dijo Constanza Turbay, quien perdió a manos de las FARC a ocho miembros de su familia, incluida su madre y dos hermanos, entre 1997 y 2000.

Por su parte, Alfonso Mora, cuyo hijo era un miliciano urbano de las FARC que fue secuestrado, torturado y asesinado por militares junto a otros cinco jóvenes, contó que después de su exposición, se acercaron a charlar con él los generales Oscar Naranjo y Jorge Mora, los dos uniformados del equipo del gobierno.

"Esos generales se arrimaron a mí (...) y muy respetuosamente me escucharon con mucha atención", contó Mora, quien a pesar de ser un suboficial retirado del Ejército, fue víctima de agentes del Estado colombiano.