Sin importar el estatus migratorio de los pacientes venezolanos, el Instituto Nacional de Cancerología de Colombia se ha convertido en la única esperanza de vida para los migrantes enfermos de cáncer.
Desde el inicio de la crisis migratoria, el Instituto ha tratado 69 migrantes venezolanos quienes padecen cáncer y se vieron obligados a salir de su país en busca de asistencia médica.
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Aunque legalmente no existe una obligación del estado colombiano de cubrir los tratamientos de cáncer de los migrantes que no tienen regularizada su situación, con recursos propios, el Instituto es la única entidad pública que ha venido cubriendo los costos de los pacientes de esta enfermedad catastrófica.
El renacer de Santiago
A los 18 meses de vida a Santiago Ayala le descubrieron un tumor en el hígado y su familia no tuvo una opción diferente a la de migrar hacia Colombia en busca de un tratamiento médico.
“De venirme del todo para acá, lo más importante fue la salud de mi niño. Porque yo sabía que en Venezuela no lo iba a lograr, porque allá la situación era demasiado terrible. Uno no contaba con la plata suficiente para comprar la quimio ni nada”, relató el padre del niño, Jesús Ayala, a Venezuela 360. Santiago fue sometido a tres cirugías y varias sesiones de quimioterapia en el Instituto Nacional de Cancerología en Bogotá, pese a no estar afiliado al sistema de salud colombiano.
Un año después del tratamiento, los médicos lograron erradicar por completo el cáncer que afectaba a Santiago. “Yo no tengo palabras para agradecerle a Colombia la mano que me ha tendido. Son muchas personas. Puedo decir que estoy aquí con mi niño, que mi niño está sano gracias a Dios y gracias a la ayuda que me han dado en Colombia”, agregó Jesús Ayala.
Carolina Wiesner, directora del Instituto Nacional de Cancerología explica que en general los pacientes venezolanos encuentran barreras de acceso cuando llegan a instituciones privadas porque se trata de enfermedades de alto costo, y que por esa razón, trabajan con el Ministerio de Salud y todas las entidades para atender a los migrantes con cáncer, sin poner en riesgo la situación financiera de las instituciones.
En promedio un tratamiento de cáncer en Colombia puede costar entre 22 mil y 70 mil dólares por paciente, un monto que por el momento es asumido por el Instituto Nacional de Cancerología a través de los recursos que genera la propia entidad por la venta de medicamentos contra el cáncer. Sin embargo, ante el aumento del flujo de migrantes, los recursos se han ido agotando. “Nuestro llamado es que necesitamos una política del fenómeno migratorio para el caso del cáncer, no sólo en niños que tienen posibilidad curativa y también en adultos, porque esta situación va a continuar por un tiempo importante”, explica Carolina Weisner.
En Colombia las Instituciones de salud pública y privadas sólo tienen la obligación de atender las situaciones de emergencias médicas de los migrantes, pero no hay recursos destinados para iniciar los tratamientos que requieren los pacientes de enfermedades catatróficas como el cáncer.
“Nosotros hemos asumido el compromiso y la solidaridad con los migrantes venezolanos, pero el número es cada vez mayor. El cáncer requiere un tratamiento de mediana o larga duración” y eso no está contemplado en la asistencia que le ofrece el sistema de salud colombiano a los migrantes, aseguró Weisner en entrevista con Venezuela 360.
Ante las dificultades legales que enfrentan los migrantes venezolanos con cáncer para acceder a los tratamientos en Colombia, el Instituto Nacional de Cancerología se ha convertido en su única esperanza de vida cuando los pacientes han sido diagnosticados de un cáncer con posibilidad curativa.