Para Ángela Zuluaga nada es imposible, nada es casualidad y de lo malo se aprende y se saca provecho. Y su vida así lo confirma. Nació en un municipio colombiano de un poco más de 35.000 habitantes, Quimbaya, en el departamento del Quindío.
Sin siquiera soñarlo, hoy es la colombiana con el cargo más alto en una de las empresas transnacionales más importantes del mundo: Coca-Cola.
Cuando se define, su pueblo natal es lo primero que resalta: “Soy una mujer que viene del campo, de familia que vivía en el campo, de un pueblo de la zona cafetera... Soy una mujer amante de la naturaleza, amante de la agricultura. Me fascina la cocina”.
Un lugar, donde según ella, todos se reconocen por ser iguales y de donde no sólo guarda los mejores recuerdos de su infancia, sino de grandes amigos.
Aunque es la menor de cuatro hermanos, “la niña de la casa” se convirtió en la “grande” cuando, a raíz del secuestro de su padre, a los seis años tuvo que emigrar a Estados Unidos junto a su familia. Una experiencia que, reconoce, le ha dado talante y empuje.
“Quién soy yo hoy es por todas las cosas que han pasado en mi vida, tanto buenas y no tan buenas. Y, en ese sentido, lo más gratificante es lo que me formó y formó la familia… Desde muy pequeña, llegar, ser la primera en aprender inglés en Estados Unidos, pues te empiezas a jugar un rol central dentro de la familia… Vi, de una u otra forma, tomar un rol de liderazgo de niña… que, al fin y al cabo te va sirviendo para el resto de la vida”, dijo la colombiana, en entrevista con la Voz de América.
Una experiencia a la que, a pesar de tener un origen amargo, le sacó provecho, pues confiesa que siempre trata de ver el lado positivo y de “pasar la página y mirar hacia adelante”. “Estoy segura que sería otra Ángela si eso no hubiera pasado”, agrega.
Sin miedo al fracaso
Tras sus estudios iniciales en Estados Unidos, eligió Negocios Internacionales con énfasis en finanzas como su carrera porque vio en ella la oportunidad de conocer el mundo, los negocios y la economía global. Tiene una especialización en Comunicación Estratégica y cursó un programa de negocios en Harvard.
Desde hace más de 20 años, regresó a Colombia para continuar con su vida laboral – en áreas farmacéuticas y de comunicaciones- y porque su familia ha sido siempre muy apegada a su país. Y, en diciembre de 2013, comenzó una época muy gratificante de su vida profesional. Ingresó a Coca-Cola al área de comunicaciones corporativas y comunicaciones de marcas. Un par de años después, fue nombrada como vicepresidenta de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad. Hoy, es la nueva vicepresidenta y líder del área de comunicaciones integradas de una empresa que opera en más de 200 países y territorios.
Profesionalmente, la colombiana se define como “una mujer con una alta tenacidad, sin miedo” a equivocarse, pues dice que nunca le ha temido al fracaso. “Por el contrario, uno tiene que equivocarse y aprender de las equivocaciones”.
Sobre su nuevo cargo, confiesa que jamás lo soñó. Es más, es nuevo. Allí será la responsable de las comunicaciones corporativas e interna, sostenibilidad, y de las relaciones públicas, pero resalta que es “una muestra de que a las organizaciones hoy, por grandes, les importa es el talento y la contribución, dentro de una organización, más allá del rol diario”.
Se siente, además, “bendecida” de desempeñarse en un alto cargo, siendo mujer, porque dice que la compañía valora mucho el talento femenino. “Yo sé que eso no es lo que sucede en todas las organizaciones y ni en nuestra sociedad. Todas las brechas son altísimas y eso sigue siendo triste”, pero debido a ellas, dice que ahora existen compañías donde es importante el crecimiento del talento femenino.
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“En esta organización se premia más los ‘cómos’, que los ‘qués’… El qué es muy funcional, qué se aprende, pero el cómo… Cuando me pregunta ¿cómo se hace para llegar hasta aquí siendo mujer? Yo creo que el cómo es quizás lo que ha sido mi diferencial” que, según ella, incluye trabajar en equipo y el “rodearse de gente que sabe más que uno”.
Mujer trabajando por mujeres
En el 2022, Ángela Zuluaga fue reconocida por la revista 'Forbes' como una de las 50 mujeres más poderosas de Colombia.
La nueva vicepresidenta de Coca-Cola confiesa que jamás imaginó convertirse en un referente de liderazgo femenino, pero los cientos de mensajes que llegan a través de sus redes sociales, incluso de personas que no conoce, lo confirman.
Confiesa que ha sido una situación muy emotiva, pero, por otro lado, la compromete a dar lo mejor de sí: “Empiezan a mirarte con otros ojos y hay una responsabilidad moral, personal, de hacer las cosas bien, de dejar muy en alto el nombre de las mujeres latinoamericanas, del talento de hombres y, en este caso, también de los colombianos”, dijo la colombiana a la VOA.
Aunque es un reto, Ángela ya viene trabajando dentro de la compañía en ello, pues además del resto de sus funciones, trabaja con el Women Council de Coca-Cola, el órgano que promueve el empoderamiento de la mujer dentro de la compañía, una oportunidad que, para ella, permitirá “seguir generando este movimiento que nos permita a las mujeres seguir creciendo en el ámbito económico, social, laboral”.
Sabe que en el tema de equidad de género, aún falta mucho por trabajar en el mundo entero, pero rescata que “se ha generado ya conciencia de la importancia de tener mujeres en roles mucho más activos, dentro del sector productivo, dentro del sector público y en la misma comunidad per se”.
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Incluso, aunque no le gusta hablar de las ‘cuotas’, para lograr una equidad en las compañías, cree que es necesario poner el tema sobre la mesa: “Yo sé que a mí nunca me van a dar un trabajo porque necesitan llenar una casilla con una mujer. Eso no… ‘Dame la oportunidad de participar, de llegar y demostrar que tengo todas las capacidades para hacer mejor ese trabajo’… Eso obliga a las organizaciones a hacer un esfuerzo, a generar una disciplina de incluir y dar oportunidades para todos”, explica.
Por ahora, tras el nombramiento, uno de las metas para Ángela es seguir llevando el nombre en alto de Colombia, de América Latina y de las mujeres, y dejar huella, aportándole a una mejor sociedad para el futuro, enseñarles a las futuras generaciones a que, desde ya también deben trabajar en ello.
Y cuando habla del tema de Colombia, cree que se puede convertir, a través de la gente que conoce en su trabajo, en embajadora de la belleza y la riqueza de su país, de sus paisajes, de su gente, su talento, su cultura, gastronomía y diversidad: “Hay un montón de cosas que hay que salir a mostrar para que nos vean con otros ojos”, explicó a la VOA.
Una mamá “sin culpas”
Cuando Ángela habla de dejar huella, también incluye a sus hijas, Martina y Valeria, lo más importante en su vida, a quienes quiere que aprendan a “asegurar” la felicidad, “no a costa de nadie”. Es decir, que trabajen por lo que quieren ser, pero que sean las mejores, sin importar el oficio o profesión que elijan y que “nunca sacrifiquen su parte personal por lo laboral, porque si tú no estás bien personalmente, emocionalmente, el resto no va a suceder”.
"Mi sueño está más en cómo yo mantengo y preservo lo que ha sido para mí tan importante, que es mi familia... y hacer las cosas bien, con una buena reputación de lo que yo puedo aportar en el trabajo, y en el ejemplo que pueda dar al resto de mujeres o personas que hoy me consideran un ejemplo”.Ángela Zuluaga, vicepresidenta de Coca-Cola.
"Mi sueño está más en cómo yo mantengo y preservo lo que ha sido para mí tan importante, que es mi familia.., y hacer las cosas bien con una buena reputación de lo que yo puedo aportar en el trabajo, y en el ejemplo que pueda dar al resto de mujeres o personas que hoy me consideran un ejemplo”.
También les habla de ser valientes”, de “hacer cosas que quizás hay gente que no le guste”, pero asumiendo las consecuencias. “Hay que atreverse a hacer cosas quizás disruptivas, pero que, ante todo, si hoy a mañana las cosas no salen bien… sientan que, si fallaron, fracasaron, es un aprendizaje, no es el fin del mundo. Por el contrario, se van a levantar mucho más erguidas, mucho más fuertecitas, mucho más valientes para seguir adelante”.
Aunque Ángela es una ejecutiva que viaja constantemente y tiene múltiples compromisos laborales, también tiene muy claro cómo disfrutar su rol de madre, pues aunque siente “una admiración profunda por las mamás que se quedan en casa”, pues le parece un “trabajo durísimo”, confiesa que necesita trabajar, salir, hacer otras cosas. Y que, con el paso del tiempo, aprendió a que no puede tener culpas, sino capitalizar los momentos “que sean inspiración” y “ejemplo” para sus hijas.
Por eso, cuando viaja, las involucra en su trabajo, les comparte fotografías, les cuenta del día a día y las anima para reencontrase. Y decide usar un lenguaje positivo porque, a pesar de que las extraña, deja a un lado la tristeza: “La culpa del peor enemigo de las mujeres. Y el lenguaje que nosotros usamos es el peor, porque nosotros mismos nos encargamos de transmitir eso, nuestros hijos Son el reflejo de los padres”.
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Pero es que, además del salario físico que devenga su trabajo, ella reconoce que Coca-Cola le ha brindado también un “salario emocional” y es permitirse priorizar su familia sobre cualquier compromiso laboral: “Esa parte que te da la flexibilidad, que te quita las culpas de que yo tengo que ser la súper mujer en el trabajo, la súper mujer como mamá, la súper mujer como pareja, la súper mujer en todas partes, te quitas esas culpas te la liberas”.
Y es que esta súper mujer lleva sus éxitos con calma. Cuando se le pregunta, a sus 44 años, qué más, espera, ambiciona y sueña, prefiere vivir el día a día. A corto plazo, espera cumplir con “ese voto de confianza” de la gente y la compañía, “poder seguir siendo y estando a la altura” para sus hijas, su novio y su familia “con los pies muy sobre la tierra... Eso es muy importante para poder ser exitoso”.
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