En medio de una aguda sequía sobre todo en la región Andina y que los expertos atribuyen al cambio climático, las autoridades de Bolivia iniciaron el racionamiento de agua en varias ciudades del país.
En Potosí, a unos 410 kilómetros al sur de La Paz, camiones cisterna distribuyen agua en los barrios altos debido al bajo nivel de las represas por falta de lluvias, dijo el viernes a The Associated Press Luisa Huanca, responsable de Relaciones Públicas de la empresa que se encarga del suministro.
“Desde el 15 de septiembre será en toda la ciudad y habrá agua día por medio”, agregó. Las autoridades han declarado la situación de desastre para acelerar la intervención del gobierno central.
La sequía ha obligado a suspender el suministro de agua a la actividad minera de Potosí. “Vamos a priorizar el consumo humano”, dijo el gerente de la empresa que suministra agua, Carlos Chumacero, a la radio Erbol.
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Según el Viceministerio de Defensa Social, 290 municipios de los 340 de todo el país están bajo emergencia por la escasez de agua para consumo humano y para la ganadería, sobre todo en la región del altiplano y los valles andinos.
En La Paz no hay racionamiento, pero se ha iniciado una campaña de concientización del uso del agua ante la amenaza que se vayan reduciendo los niveles como en 2016, cuando hubo que racionar el líquido.
En tanto, en las áreas rurales donde había sembríos la tierra está seca. Incluso el Titicaca, el mayor lago de América del Sur, sufre un drástico descenso de sus aguas, lo que afecta a miles de indígenas aymaras que viven de la agricultura y la pesca en Bolivia y Perú.
Otras de las regiones afectadas en la zona andina son las ciudades de Oruro y las poblaciones aleñadas a Sucre, donde también hay racionamiento de agua.
“Los municipios tienen que concretar la política de uso eficiente del agua”, mencionó el viceministro de Agua Potable, Bernardo Nina Rosso.
Las autoridades del sector temen que el fenómeno climático El Niño -que causa el calentamiento gradual del océano Pacífico y provoca intensas precipitaciones e inundaciones en unas zonas y sequías y consecuentes incendios forestales en otras- sea más fuerte.
“Ya estamos esperando un súper Niño y hay que cuidar el agua”, señaló Eduardo Galindo, secretario de Medio Ambiente de la alcaldía de La Paz.
Gran parte de las ciudades bolivianas se abastecen de las lluvias que en los últimos años se han vuelto más escasas.
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