Alejandro Sarmiento, un cubano radicado en Miami desde hace unos 10 años, dice que “siente a este país tan adentro como si hubiera nacido en él”.
No obstante, “nosotros no comemos pavo en ‘Sangiving’", dijo el cubano de 46 años a la Voz de América. "Comemos en familia y damos las gracias por tener libertad y prosperidad de este lado, pero con un buen lechón asado”.
Desde niño Sarmiento veía en películas como los estadounidenses se “sentaban alrededor de una mesa en la que habían muchos platos de comida y un pavo grandísimo”. Cuando llegó a la Florida, en 2011, sus tíos que ya vivían en Miami desde la década de 1980, le prepararon su primera cena de Acción de Gracias “con todas las de la ley”. Sin embargo, cuando “le tocó a él” hacer la cena, cambió el pavo por un “puerco asado”.
“Es mi manera de ponerle algo de mi cultura”, afirma orgulloso, aunque advierte que en la cena de Thanksgiving mantiene “algunos platos” tradicionales, como la ensalada de papas, los pasteles de calabaza y nueces, y algo que aprendió a apreciar en EEUU: la salsa de arándanos.
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El Día de Acción de Gracias es uno de los festivos más importantes en Estados Unidos, junto a las Navidades y el 4 de julio, cuando el país celebra el Día de la Independencia. Se celebra invariablemente los últimos jueves del mes de noviembre.
La tradición recuerda una cena que compartieron en 1621 una tribu de nativos americanos y los peregrinos que llegaron al Nuevo Mundo huyendo de la persecución religiosa en Europa. Ese es visto como el momento que selló un tratado de paz entre aborígenes y europeos y ha evolucionado en una celebración de armonía y de agradecimiento.
Sin embargo, algunos historiadores y activistas critican esta “versión blanqueada” de la historia. En este sentido, el festivo de Thanksgiving entra en una controversia parecida a la del Día de Cristóbal Colón, que ahora muchos estados del país han sustituido por el Día de los Pueblos Indígenas.
Aunque la cena original incluyó mariscos, mucho alcohol, venado y otros alimentos, el tradicional festín de Acción de Gracias en EEUU es hoy conocido por el pavo, el relleno hecho de migas de pan, las papas o boniatos en algunos casos, la salsa de arándanos y el pastel de calabaza.
En el país es un momento para reflexionar sobre todos los motivos para agradecer y acercarse a la familia, un sentimiento que resuena en la cultura hispana.
También lea Viajes por Día de Acción de Gracias vuelven con fuerza después de la pandemiaLos cubano-estadounidenses no son los únicos que han adaptado la costumbres de Thanksgiving. “Lo importante es celebrar”, dijo a la VOA la mexicana María de los Ángeles Uribe, quien llegó a EEUU “bien chiquita” y desde que recuerda, sus padres “le enseñaron a celebrar y respetar las tradiciones americanas”.
Ahora que tiene una familia propia, continúa la costumbre de pasar el día en casa, con unas “chelas y tamales” alrededor del pavo. Al “stuffing” o relleno del ave le agrega unos “chilitos para hacerlo interesante y listo”.
Fútbol, inflación y mucho que agradecer
Los dominicanos y puertorriqueños sustituyen el puré de papas por su particular versión de mofongo o majado de plátanos. Los venezolanos y colombianos ponen arepas en la mesa, los salvadoreños, pupusas, mientras que para Adrián Sorrentino, un argentino llegado hace poco más de tres años a Miami, esta Acción de Gracias será la primera que celebre “de verdad, pero con asado, unas costillas y salchichas”.
“Para rematar está andando el Mundial de Fútbol, así que mejor que mejor”, dijo.
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Influencers y cocineros hispanos han llenado las redes en estas semanas de recetas adaptando platos latinos como el pastelón de yuca, el picadillo a la habanera, o una mezcla de pan cubano y platanitos maduros fritos como el relleno o “stuffing”, de la chef cubano-americana Mika León, la creadora del popular restaurante Caja Caliente, en Miami.
Sin embargo, la inflación y la subida de precios de los alimentos han hecho que muchos latinos se limiten a la hora del festín este año. Las donaciones han aliviado, pero no han solucionado este problema.
A Alexa, una venezolana, la cena le costó casi el doble que la anterior, pero “no por eso vamos a dejar de celebrar”, insistió. La caraqueña va a cocinar hallacas, el tamal venezolano, que va a juntar con un jamón confitado que recibió como donación.
Mientras, a Lisandra Romeo, una cubana que apenas lleva dos meses en Estados Unidos, le parece una oportunidad para agradecer su nueva vida en el país. “Para mí, todo es nuevo. Cuando estaba en Cuba, conocía algo, pero ahora sí lo voy a celebrar con mis amigos. Todavía no sé qué vamos a hacer, pero haremos algo”, aseguró.
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