¿Dónde terminan los desechos químicos usados en los campos agrícolas en Latinoamérica? Sin un proceso amigable con el medioambiente, la primera parada es el suelo. Luego, el agua.
Campo Limpio es un programa latinoamericano que busca parar esa práctica, primero creando consciencia entre las empresas que trabajan con químicos para que hagan un manejo adecuado de los envases vacíos, y luego recolectando esos envases y reutilizándolos.
También lea La Amazonía: ¿es posible hacer periodismo ambiental en el amenazado pulmón verde del planeta?Guatemala es el primer país, de los 18 que se han sumado al programa, en iniciar este proyecto de la mano de la Asociación del Gremio Químico Agrícola (Agrequima), que busca no solo disminuir la contaminación del suelo sino reciclar el material recolectado y transformarlo en nuevos productos como madera plástica, tubería de desagües y postes para cercas.
"Al no contar con un programa como éste, aumenta la probabilidad de que los envases vacíos usados por las empresas terminen contaminando el suelo donde se cultivan los alimentos, o llegar a parar a cuerpos de agua como ríos o lagos", dijo a la Voz de América, Héctor Carrillo, ingeniero agrónomo y miembro de Agrequima.
Desde hace 33 años, Agrequima capacita de manera gratuita a las personas que de alguna manera están involucradas en la producción y distribución agrícola, para que hagan un correcto uso y manejo responsable de los plaguicidas y fertilizantes.
Además de las capacitaciones, el programa Campo Limpio también incluye todo un sistema para la recolección de esos envases vacíos.
Primero, se debe implementar la práctica de triple lavado. Esta consiste en realizar tres enjuagues de agua consecutivos al envase vacío de plaguicida y luego, el agua se deposita en una bomba de aspersión. Con ello, el envase vacío queda catalogado como no peligroso pudiendo ser manipulado y transportado sin ningún riesgo.
Las empresas productoras de melón, banano, caña de azúcar, verduras, ornamentales, entre otras, envían los envases no peligrosos a un centro de acopio en Agrequima, donde luego son compactados para la recicladora.
“El uso de los productos químicos en la agricultura intensiva como los cultivos de melón o de caña necesitan de manera indispensable el empleo de productos químicos, pero la diferencia estará en cómo se utilizan, pues la realidad es que todos los productos químicos generan un impacto”, agregó a la VOA, Douglas González, ingeniero agrónomo.
González lleva casi una década siendo parte del programa Campo Limpio por medio de una empresa que exporta melones y sandías a Estados Unidos. Agrega, además, que el programa no solo es una solución medioambiental para grandes empresas sino también para pequeños agricultores.
También lea Malayerba, la luz para el periodismo ambiental en Centroamérica“Este no es un tema solo medioambiental, también es de salud. Un mal uso de desechos tóxicos puede evaluarse de varias maneras, una de ellas es la fitotoxicidad, donde se ven algunas quemaduras en la fruta que se pueden confundir con deficiencias nutricionales, pero al final es un exceso de productos químicos, y solo se ve cuando la planta lo absorbió y lo llevó al fruto”, agregó González.
Agrequima tiene una meta clara, y es que para 2025 logre reciclar el 90 % de los envases vacíos de plaguicidas con los que trabaja el sector agrícola en Guatemala.
Para 2023, la asociación en Guatemala recicló 520,1 toneladas de plástico tóxico para el medioambiente, equivalente a más de 5 millones de envases de litro.
A nivel Latinoamericano, CropLife, casa matriz del programa en Latinoamérica recuperó 81,841 toneladas de envases vacíos en 18 países.
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