El condenado asegura que la grabación sería una “prueba crucial” que hay que preservar para probar que la pena es una crueldad.
Un condenado a muerte en una prisión de Misuri ha pedido se grabe su ejecución por inyección letal para probar que el procedimiento viola la Constitución.
El inusual pedido sigue a la polémica ejecución de otro ajusticiado en Oklahoma, que duró 43 minutos en la agonía, el pasado 29 de abril.
Russell Bucklew, condenado a muerte por la violación de su exnovia y el asesinato de la nueva pareja de ella, ha dicho en su demanda de 15 páginas que la grabación sería una “prueba crucial” que hay que preservar para probar que la pena es una crueldad.
Sus defensores, argumentan como lo hicieron en el caso de Oklahoma, que se utiliza inyecciones letales preparadas por farmacias anónimas, de las que no se sabe “su calidad, potencia ni eficacia”.
32 estados de Estados Unidos que aún aplican la pena de muerte se han visto en problemas para conseguir las drogas para las ejecuciones, que antes eran proveídas por fabricantes europeos que ahora se niegan a venderlas.
La ejecución de Russell está prevista para el 21 de mayo.
El inusual pedido sigue a la polémica ejecución de otro ajusticiado en Oklahoma, que duró 43 minutos en la agonía, el pasado 29 de abril.
Russell Bucklew, condenado a muerte por la violación de su exnovia y el asesinato de la nueva pareja de ella, ha dicho en su demanda de 15 páginas que la grabación sería una “prueba crucial” que hay que preservar para probar que la pena es una crueldad.
Sus defensores, argumentan como lo hicieron en el caso de Oklahoma, que se utiliza inyecciones letales preparadas por farmacias anónimas, de las que no se sabe “su calidad, potencia ni eficacia”.
32 estados de Estados Unidos que aún aplican la pena de muerte se han visto en problemas para conseguir las drogas para las ejecuciones, que antes eran proveídas por fabricantes europeos que ahora se niegan a venderlas.
La ejecución de Russell está prevista para el 21 de mayo.