La Casa Blanca condenó el domingo en un comunicado el lanzamiento de un misil norcoreano y advirtió que la prueba “sirve de llamado para que todas las naciones apliquen sanciones mucho más fuertes en contra de Corea del Norte”.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, juramentado hace solo dos días, denunció el lanzamiento como una “temeraria provocación” por parte de Pyongyang. Al reunirse con sus asesores, Moon apuntó que el momento escogido para el lanzamiento es particularmente lamentable, por ser tan poco tiempo después de su toma de posesión en la que anunció un compromiso para mejorar las relaciones con el Norte.
Horas antes, Japón había hecho su denuncia propia mientras el presidente ruso, Vladimir Putin, quien se encuentra en China asistiendo a una cumbre internacional, expresó preocupación sobre la prueba y el incremento de las tensiones, de acuerdo a un portavoz del Kremlin.
El misil lanzado el domingo (sábado en occidente) siguió una trayectoria balística inusualmente alta, lo cual indica que podría haberse tratado de un cohete de dos etapas de combustible líquido con capacidad de volar hasta 4.500 km.
Las autoridades japonesas dijeron que el misil estuvo en el aire unos 30 minutos, desplazándose unos 800 kilómetros y con una altitud de 2.000 kilómetros antes de caer en el mar de Japón, un patrón de vuelo que podría indicar que se trata de un nuevo tipo de misil.
El Comando del Pacífico de Estados Unidos indicó que “el vuelo no coincide con el de un misil balístico intercontinental (ICBM por sus siglas en inglés)”.
“Este es el tipo de gran acontecimiento, pero no es un ICBM. Esas son las buenas noticias”, dijo a la Voz de América, David Wright, codirector de la Unión de Científicos Comprometidos.
Anteriores lanzamientos de misiles de Corea del Norte han tenido mayor alcance que el del domingo. Sin embargo, este lanzamiento sigue a una cadena de pruebas fallidas de gran repercusión mediática.
Cualquiera que haya sido el tipo del misil disparado, el lanzamiento obliga al nuevo gobernante surcoreano, a dar prioridad a la comunicación con Pyongyang, al menos por ahora, sobre la agenda económica interna que había planteado en sus primeros días en el cargo.
Por su parte el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ordenó a su gobierno “prepararse para todas las posibles contingencias”, según dijo su oficina.
China llamó a la prudencia para evitar incrementar las tensiones en la región mientras el Ministerio de Exteriores expresó oposición a la violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, por parte de Pyongyang.