Los panameños podrán estar sin mascarilla en espacios abiertos y cerrados a partir del lunes pero tendrán que usarlas en centros hospitalarios y el transporte público, pese a que las autoridades de salud insisten en mantener el cuidado en momentos en que continúan altos los contagios de COVID-19.
Panamá sigue así a los demás países de Centroamérica que eliminaron la obligatoriedad del uso de tapabocas para protegerse de la infección.
Las autoridades habían levantado semanas antes el uso obligatorio de las mascarillas pero sólo en espacios abiertos. A pesar de esa medida y de la dispuesta desde el lunes, muchos panameños seguían utilizando los barbijos en calles y restaurantes.
Mientras tanto, el país de más de cuatro millones de habitantes registra un promedio de más de 1.000 casos diarios, aunque según las autoridades el número de hospitalizaciones y muertes por la enfermedad continúan bajos. Panamá, que ha vacunado con las tres dosis a más del 70% de su población, suma más de 8.300 decesos por COVID-19.
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En abril las autoridades de salud salvadoreñas anunciaron que no sería obligatorio el uso de tapabocas debido a la baja en la tasa de infecciones y a una mayor disponibilidad de camas hospitalarias.
En Guatemala también se eliminó su uso pero la semana pasada volvió a ser obligatorio en espacios abiertos y cerrados debido a un repunte de casos. Sin embargo, la gente parece resistirse a colocárselas a pesar de que siete de cada 10 pruebas dan positivas o los 5.000 contagios que se registran diariamente, según las autoridades.
En Costa Rica dejó de ser obligatorio con la llegada del gobierno de Rodrigo Chaves el 8 de mayo, con excepción de los centros de salud.
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