Mientras cientos de hospitales en Estados Unidos se preparaban este martes para vacunar a sus empleados contra COVID-19, la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) sugirió que podría autorizar el uso de una segunda vacuna esta misma semana.
La masiva campaña de vacunación con el medicamento del laboratorio Pfizer comenzó el lunes entre los trabajadores del cuidado de la salud y comenzó a extenderse con una rápida distribución de carga aérea a todo el país.
La FDA dijo este martes que sus análisis preliminares confirmaron que la vacuna desarrollada por la farmacéutica Moderna cumple con los requisitos de efectividad y seguridad, lo que allana el camino para su uso de emergencia.
Un panel de expertos independientes discutirá el jueves los documentos preparados por Moderna y la aprobación de la agencia reguladora podría tener lugar el viernes.
La vacuna de Moderna presentará menos problemas de distribución que la de Pfizer, porque no requiere temperaturas bajas extremas y puede conservarse en un refrigerador común.
Moderna dijo que los datos de la última etapa del ensayo de su vacuna para COVID-19 sugieren que podría prevenir algunas infecciones asintomáticas en cuanto se administre la primera dosis de la inyección.
También lea Una enfermera recibe primera vacuna de COVID de Nueva YorkLa inmunización en marcha se extenderá este martes a 400 hospitales y otros centros de distribución en EE.UU. Las primeras 3 millones de dosis han sido racionadas estrictamente para los trabajadores de la salud y los residentes de hogares de ancianos.
Se espera que al menos 70.000 centros de cuidados a largo plazo para ancianos reciban las dosis de la vacuna a principios de la próxima semana. Cada vacunación requiere una segunda dosis unas tres semanas después.
En Florida, uno de los estados con más población de ancianos en Estados Unidos, las autoridades esperan contar con 100.000 dosis de la vacuna para este martes en cinco hospitales.
Las alentadoras noticias coinciden con uno de los momentos más mortales de la pandemia de COVID-19. Estados Unidos superó el lunes las 300.000 muertes por la enfermedad y se mantiene registrando récords diarios de nuevos casos y fallecimientos.