La pandemia de COVID-19 sigue su avanzada en Estados Unidos. El país ha reportado una cifra récord de más de 75 mil nuevos contagios en tan sólo 24 horas, según la Universidad Johns Hopkins, y el desarrollo de la misma afecta directamente al resto de países de la región de las Américas que ven crecer la ola pandémica de manera acelerada.
Después de Brasil, que ya sobrepasó los dos millones de contagiados, Perú, México y Chile son las naciones de mayor atención.
En conversación con la Voz de América, el doctor Julio Frenk, presidente de la Universidad de Miami y exsecretario de salud de México dice que “estamos ante una situación muy seria y es importante no minimizar la importancia de esta pandemia. Se trata de una enfermedad muy, muy contagiosa que además tiene la complicación de que gente que no tiene síntomas o tiene síntomas muy leves puede transmitir la enfermedad”.
Considera que el levantamiento de las restricciones se hizo de forma prematura, de acuerdo a las recomendaciones de los expertos en salud pública, y eso ha dado lugar a los repuntes que estamos viendo actualmente, “y esto requiere la implementación de nuevas medidas de salud pública muy vigorosas para volver a traer la infección bajo control”, acota.
Estados Unidos: “Nunca salimos de la primera ola”
A consideración de doctor Julio Frenk, Estados Unidos no ha sobrepasado la primera ola de infección de la pandemia que comenzó a principios de marzo. En vista de que este nuevo coronavirus es tan contagioso, el crecimiento de infecciones ha sido exponencial; sin embargo, cree que las medidas tomadas en principio no fueron las más adecuadas.
“En salud pública, esa no es la respuesta normal. Lo normal es que cuando hay un brote de enfermedad, se hacen pruebas, se detectan los casos positivos, se rastrean los contactos de esos casos positivos y esas son las personas que se someten a cuarentena. Aquí el problema es que es una enfermedad muy contagiosa”, señala Frenk.
También lea Fauci: EE.UU. no debe caer en "falsa complacencia" por baja tasa de mortalidad de COVID-19Otro punto que acota el galeno es que se tardó mucho en administrar las pruebas serológicas, lo que trajo en consecuencia un retraso en el rastreo de los contactos y el estudio de los primeros casos positivos.
"Al imponerse el confinamiento y demás restricciones, sirvió para aplanar la curva de la demanda por servicios médicos. En lo que se pensó que la situación estaba “bajo control”, comenzaron a evaluarse los planes de reapertura impulsados, sobre todo por la situación económica y la pérdida de empleo de millones de personas; por lo que se establecieron criterios de salud adaptados a los planes de reinicio de actividades", dijo Frenk.
“Pero antes de que esos criterios se hubieran cumplido muchos estados comenzaron a abrir y levantar las restricciones de movilidad. Entonces, estamos aún en la primera ola, pero con un segundo resurgimiento de infecciones que van a seguir en aumento”, explica el presidente de la Universidad de Miami.
Otoño: Una segunda ola más complicada
Muchos expertos en salud pública opinan que si se hubieran mantenido las restricciones de movilidad durante algunas semanas más, la situación actual sería diferente y los estados tendrían la situación más controlada, incluso con los potenciales rebrotes.
Solo falta un poco más de dos meses para la llegada del otoño y las temperaturas comenzarán a descender, época que abona el terreno para una segunda ola de la pandemia.
“Ahí la complicación es que va a coexistir [el coronavirus] con la influenza estacional, que sabemos que todos los años ocurre, entonces hay una serie de medidas que hay que comenzar a tomar desde ya; por ejemplo, insistir en que la gente se vacune contra la influenza", explica el doctor Frenk.
También lea Influenza vs coronavirus: la importancia de la vacuna"Aún no tenemos la vacuna contra el coronavirus, pero la vacuna que sí tenemos es contra la influenza y todos deben vacunarse: primero, para que esa gente enferma de influenza no compita por camas de hospital con los pacientes de coronavirus y segundo porque no sabemos cómo van a interactuar los dos virus”, añadió el especialista.
Otra medida sugerida es el uso del tapabocas, algo que los gobernadores de estado aquí en Estados Unidos, aún no se ponen de acuerdo sobre si debe exigirse de forma obligatoria o no. “El uso del cubrebocas no es algo político, es una acción de salud pública”, comenta el médico.
México y las consecuencias de su política de salud pública
Al ser consultado por su país natal, México, el doctor Julio Frenk señala que esta nación tuvo una situación similar a Estados Unidos desde el inicio de la pandemia, pero con una diferencia muy grande y es que Estados Unidos entendió rápido que había que multiplicar el número de pruebas y que, aunque aún la cifra de diagnósticos realizados es menor a lo esperado, México no lo hizo así, bajo el argumento de que las pruebas no son necesarias para no abrumar los hospitales.
“Eso no tiene ninguna base técnica. Las pruebas son los ojos del sistema de vigilancia epidemiológico. La respuesta del gobierno ha sido muy defectuosa, con mucho esfuerzo de minimizar y trivializar la pandemia. La idea de no hacer pruebas ha dejado a todos los expertos ‘boquiabiertos’ y ahora mismo México tiene una de las tasas de pruebas más bajas del mundo”, acota.
Una de las sugerencias más inmediatas que recomienda Frenk es el uso del tapabocas por parte de los representantes del gobierno, “sobre todo para dar el ejemplo al resto de la colectividad”.
EE.UU. perdería hegemonía en la región por su salida de la OMS
Julio Frenk fue funcionario de la Organización Mundial de la Salud por dos años y considera que es un ente necesario que, si bien requiere cambios, la mejor forma de lograrlos es con la participación activa de los países miembros.
A su juicio, la salida de Estados Unidos de la OMS, oficializada recientemente en una carta dirigida por la administración del presidente Donald Trump al secretario de la ONU, va a traer un impacto muy negativo en medio de la pandemia y los esfuerzos de los países por combatirla.
“No solo a nivel financiero sino a nivel del liderazgo de Estados Unidos en la región. Va a crear un vacío de poder que, paradójicamente, podría ser llenado por otra potencia como China; así que tendría el efecto de no sólo debilitar a la OMS, sino debilitar la posición geopolítica de Estados Unidos”, finalizó el doctor Frenk.
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