La India está asediada por la pandemia del COVID-19 y por sus efectos colaterales, como la pobreza y el hambre. Mientras algunos culpan de la crisis a la política y a las prácticas religiosas. Nadezna Guzmán, Ana Velia Cruz Guzmán y Ana Carolina mantienen su propia guerra personal contra el virus desde distintos puntos del país.
Sin conocerse, estas tres latinoamericanas tienen cosas en común que las unen, ellas decidieron migrar a la India para aprender de su cultura antes de la pandemia, y una vez allí vieron cómo sus planes cambiaban de dirección debido a ésta.
Nadezna Guzmán viajó desde La Paz, Bolivia, en 2019, para adquirir nuevos conocimientos para su profesión de diseño de joyas. Su plan era estudiar por dos años todo lo relacionado a la orfebrería; nunca imaginó que su inversión no vería los frutos esperados.
Después de verse obligada - debido a las restricciones y casos de COVID-19- a modificar su propósito original, tuvo que mudarse de Yaipur, capital de Rajastán, hasta Jabalpur, en el estado de Madhya Pradesh.
Los cambios fueron posibles gracias a la planificación minuciosa y disposición de ahorros con los que se preparó antes de viajar a la India para su profesionalización.
Guzmán dijo a la Voz de América, que “durante un año no ha hecho nada” relacionado a su carrera, y que la llegada del virus le provocó un shock por la desinformación que existe, agrega que también tenía miedo de los lineamientos que el país tomaría en cuanto a los turistas.
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Guzmán considera que está segunda ola está siendo devastadora y cree que parte del problema se origina en la política y la religión.
En la política, porque cuando vino la primera ola el país estaba en periodo electoral y cree que el Gobierno ocultó la gravedad del asunto y no tomó las medidas preventivas necesarias porque le iba a restar votos.
En cuanto al tema religioso, apunta que las reuniones multitudinarias han sido el problema. “El ciudadano indio es apegado a lo que son estas fiestas religiosas (…), y antes nadie estaba usando mascarillas o distancia social. Ahora ya las autoridades han cancelado todo”, explica.
En este último punto no está de acuerdo Ana Velia Cruz Guzmán, una mujer de origen mexicano, que vive desde hace más de dos años en Mayápur, en el estado de Bengala Occidental.
Cruz Guzmán, quien viajó a la India junto su hija de 14 años porque practica el credo Hare Krishna y buscó ahondar más en esa filosofía espiritual, está convencida de que la raíz de la explosión de esta crisis está en la política.
Durante las elecciones afirma, vio mítines “en los cuales no había distanciamiento o algún tipo de protección”. Mientras que las concentraciones religiosas estaban prohibidas y no reabrieron hasta que nuevamente otorgaron los permisos.
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Recientemente un informe del panel independiente designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que hasta el 12 de mayo, en la India, habían muerto unas 250.000 personas debido al virus y más de 3,3 millones en el mundo.
Según el informe la propagación del virus en el mundo y la crisis que viven países como la India se pudo haber evitado.
“Es evidente que la combinación de malas decisiones estratégicas, de una falta de voluntad para abordar las desigualdades y de un sistema mal coordinado, creó un cóctel tóxico que ha permitido a la pandemia convertirse en una crisis humana catastrófica”, cita el documento que también recomienda un cambio en el sistema mundial de vigilancia con una base de “transparencia total”.
El colapso
Desde la perspectiva de Cruz Guzmán, sea cuál sea la raíz, lo cierto es que el país sufre un “colapso” y están viviendo fuertes restricciones de movilidad, además el comercio volvió a cerrar, al menos en la zona donde ella vive.
“Ahora estamos enfocándonos en salir. Desde hace un año han cambiado mucho las cosas y ahora hemos llegado al punto en que es una necesidad”, dijo a la VOA minutos después de que la embajada de México emitiera una alerta para todos sus ciudadanos en la India para que salgan del país lo más pronto posible antes que comiencen a cerrar las fronteras.
También lea OMS: variante de la India es de "interés mundial" por su mayor transmisibilidadCruz Guzmán narra que, para el primer cierre, y debido a que vive cerca del templo Iskcon y otro en construcción conocido como Planetario Védico muchos perros se quedaron sin alimento debido a que turistas y peregrinos eran quienes los alimentaban.
Lo anterior pese a que el templo estuvo repartiendo alrededor de 6.000 platos de comida diarios a toda la comunidad.
“A mi eso me causó una angustia muy grande”, dice, entonces tomó su bicicleta y sacando de sus ahorros comenzó a alimentar a cerca de 30 perros al día durante 4 meses.
La acción casi terminó con sus fondos, después en marzo de 2021 pasó, junto a su hija, a engrosar las cifras de personas contagiadas con COVID-19 “y eso nos trajo muchos gastos también, y decidimos regresar a México”.
Sin embargo, ahí se topó con la sorpresa que el precio de los vuelos de retorno a México desde la India han aumentado hasta tres veces de su costo original. Ahora, no tienen dinero para regresar, ni trabajo ni otro ingreso que le permita seguir allí.
La India está viviendo una segunda ola de contagios por COVID-19 con récords mundiales de infecciones, que llegan hasta 400.000 en un día, según autoridades de salud como la OMS. Parte de las secuelas de la pandemia son camas de hospital insuficientes y escasez de tanques de oxígeno, los que pueden llegar hasta 1.000 dólares.
La inflación económica, al igual que en todo el mundo, golpea muy fuerte los bolsillos de ciudadanos y foráneos. Pero en el caso de las mujeres es peor, ya que los Gobiernos de ningún país han formulado políticas dirigidas a cuidar la perspectiva de género, como lo ha señalado ONU.
“Muchos gobiernos de países en desarrollo necesitarán priorizar medidas que ayuden a los grupos de población más afectados por la crisis, especialmente mujeres”, según el informe sobre la situación y perspectivas económicas mundiales de 2021 de la ONU.
Esta ciudadana mexicana ha comenzado una pequeña campaña de recolección de fondos entre amigos y conocidos para tratar de completar el dinero de sus vuelos a través de redes sociales.
Mientras antes un vuelo costaba entre 500 y 600 dólares (solo de ida), hoy ronda los 1.600 dólares más impuestos. Algo que para Cruz Guzmán y su hija se ha vuelto inalcanzable.
La ayuda que viene del Arte de Vivir
El caso de Ana Carolina Gómez, originaria de Argentina es un poco diferente, ella llegó a la India hace 6 años como voluntaria de la fundación el Arte de Vivir y ese trabajo se ha extendido a los más necesitados durante la pandemia.
“Todo este tiempo fui el puente entre India y Latinoamérica. Hasta que bueno, llego la pandemia”, afirmó Gómez a VOA para describir su trabajo.
Ella gestionaba y ayudaba a otros latinos que querían llegar al país para expandir los conocimientos en alguna disciplina, como yoga o Ayurveda, la medicina tradicional y alternativa de la India. Algo que cambió de forma “radical”.
También lea Venezolana lleva ayuda a las zonas más pobres de India impactadas por la pandemia“Ahora el foco es ayudar a las personas más necesitadas”, cuenta, y explica que está aislada físicamente del exterior, desde hace más de un año, en Bangalore, capital del estado de Karnataka, en el sur de la India.
Por ahora gran parte del país está en un estricto confinamiento. Ana Carolina Gómez solo interactúa con el exterior, junto a otros voluntarios, por medio de la tecnología.
Desde el sitio donde vive ofrecen su ayuda, la que va desde la asistencia a la gente con COVID-19 para encontrar medicinas, atención médica y oxígeno, hasta clases de meditación en línea para elevar las defensas del sistema inmunológico.
Gómez explica que “a través de la fundación se están recibiendo muchas donaciones y eso se está distribuyendo a lo largo de todo el país”, ya que - según explica- hay mucha necesidad porque la mayor parte de las familias viven de lo que se trabaja a diario, y como está cerrada la economía, los trabajadores informales no tienen con qué suplir sus necesidades y las de sus familias.
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La voluntaria también agrega que en medio de esta crisis hay muchas formas de ayudar, “de estar para el otro” desde el que recolecta comida hasta el que escucha, y eso es a lo que ella se ha abocado, a ayudar. Gómez es consciente de que nadie estará a salvo “hasta que todos estén a salvo”.
Al igual que las otras latinoamericanas coincide en que el escenario en las ciudades pequeñas es totalmente diferente al que se vive en las grandes ciudades como Delhi, desde donde se han transmitido imágenes de piras fúnebres en las calles, sin embargo, si hay “una crisis humanitaria” en todo el país.
“India está pasando por una crisis humanitaria y es momento de recibir toda la ayuda que se pueda. Hay mucha gente en situación de vulnerabilidad, los hospitales no dan abasto”, finalizó la voluntaria argentina.
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