La epidemia parece extenderse a lo largo de la costa sur de la Isla, mientras, el régimen sigue restringiendo la información. El brote podría haber llegado desde Haití a través de personal médico cooperante.
La epidemia del cólera en Cuba se multiplicó significativamente al confirmarse un aumento de casos, de 30 a 85, según reconocieron autoridades de la isla.
Mientras una funcionaria gubernamental cifró el número de muertos en tres, fuentes independientes hablan de entre cinco y 15 personas muertas.
“Se habla de 3 a 5 muertos en la provincia de Las Tunas, y otros en Manzanillo, Santiago y Bayamo”, dijo el periodista el periodista y bloguero independiente Luís Felipe Rojas a la Voz de América.
Según Rojas, hay informaciones, siempre sin confirmar, pero “bastante confiables”, de que este brote podría tener su origen en Haití. El brote habría llegado hasta Cuba a través del personal médico cubano que acudió a cooperar al vecino caribeño y luego volvieron a Cuba infectados del brote de esta bacteria que afectó al país desde 2010.
Rojas se queja sobre la falta de información por parte del gobierno, que trata el asunto con el mayor obscurantismo, “toda la información que hay en los hospitales está guardada bajo tres llaves de la seguridad del estado”, dijo Rojas. Por esta razón, según explicó el periodista que el conocimiento que se tiene del asunto proviene en su mayoría de las familias de los afectados que se convierten en rumores que circulan por la isla.
Hasta ahora, el gobierno cubano ha reconocido en un comunicado oficial 53 casos de cólera, aunque afirma que el brote estaba “bajo control”. El comunicado no específica a que se región se refiere o por qué hay disparidad entre las cifras reportadas por otras fuentes.
No obstante, la epidemióloga gubernamental Ana María Batista González dijo el sábado al canal de televisión Telecentro, de Granma, que se habían confirmado 30 casos de cólera en la provincia, y elevó la cifra a 85 el domingo en otra comparecencia. Batista también destacó que el número de posibles casos en Granma se elevó de 332 a 346, que casos más generales de diarrea y vómitos se incrementaron de 3,422 a 3,998 y que 110 personas han sido hospitalizadas.
“El gobierno está remiso a declarar ningún tipo de cuarentena y echan la culpa a la existencia de pozos infectados y a la ingesta de marisco contaminado”, contó el periodista a la Voz de América.
La mayoría de los casos se han registrado a lo largo de la costa sur de Cuba, unas 415 millas al este de La Habana.
Las comparecencias de Batista en la televisión parecen marcar el inicio de un esfuerzo del gobierno para aumentar su información pública. Hasta ahora, esa información se había reducido a dar consejos por radio y televisión, para incrementar la higiene y evitar comer mariscos, pero según Rojas “sin decir que se trata del cólera o algo que puede ser desastroso”.
Para el periodista cubano, este afán por rebajar la importancia del asunto y no informar de forma apropiada a los ciudadanos, tiene un trasfondo ideológico. Al ser el sistema público de salud –junto con el de educación-, un de las bases ideológicas del régimen, aceptar la existencia de este brote de alto riesgo, sería en esencia, reconocer el fracaso de ese sistema.
Mientras una funcionaria gubernamental cifró el número de muertos en tres, fuentes independientes hablan de entre cinco y 15 personas muertas.
“Se habla de 3 a 5 muertos en la provincia de Las Tunas, y otros en Manzanillo, Santiago y Bayamo”, dijo el periodista el periodista y bloguero independiente Luís Felipe Rojas a la Voz de América.
Your browser doesn’t support HTML5
Según Rojas, hay informaciones, siempre sin confirmar, pero “bastante confiables”, de que este brote podría tener su origen en Haití. El brote habría llegado hasta Cuba a través del personal médico cubano que acudió a cooperar al vecino caribeño y luego volvieron a Cuba infectados del brote de esta bacteria que afectó al país desde 2010.
Rojas se queja sobre la falta de información por parte del gobierno, que trata el asunto con el mayor obscurantismo, “toda la información que hay en los hospitales está guardada bajo tres llaves de la seguridad del estado”, dijo Rojas. Por esta razón, según explicó el periodista que el conocimiento que se tiene del asunto proviene en su mayoría de las familias de los afectados que se convierten en rumores que circulan por la isla.
Hasta ahora, el gobierno cubano ha reconocido en un comunicado oficial 53 casos de cólera, aunque afirma que el brote estaba “bajo control”. El comunicado no específica a que se región se refiere o por qué hay disparidad entre las cifras reportadas por otras fuentes.
No obstante, la epidemióloga gubernamental Ana María Batista González dijo el sábado al canal de televisión Telecentro, de Granma, que se habían confirmado 30 casos de cólera en la provincia, y elevó la cifra a 85 el domingo en otra comparecencia. Batista también destacó que el número de posibles casos en Granma se elevó de 332 a 346, que casos más generales de diarrea y vómitos se incrementaron de 3,422 a 3,998 y que 110 personas han sido hospitalizadas.
“El gobierno está remiso a declarar ningún tipo de cuarentena y echan la culpa a la existencia de pozos infectados y a la ingesta de marisco contaminado”, contó el periodista a la Voz de América.
La mayoría de los casos se han registrado a lo largo de la costa sur de Cuba, unas 415 millas al este de La Habana.
Las comparecencias de Batista en la televisión parecen marcar el inicio de un esfuerzo del gobierno para aumentar su información pública. Hasta ahora, esa información se había reducido a dar consejos por radio y televisión, para incrementar la higiene y evitar comer mariscos, pero según Rojas “sin decir que se trata del cólera o algo que puede ser desastroso”.
Para el periodista cubano, este afán por rebajar la importancia del asunto y no informar de forma apropiada a los ciudadanos, tiene un trasfondo ideológico. Al ser el sistema público de salud –junto con el de educación-, un de las bases ideológicas del régimen, aceptar la existencia de este brote de alto riesgo, sería en esencia, reconocer el fracaso de ese sistema.