Una fallida reunión de líderes mundiales en Papúa Nueva Guinea no logró un acuerdo el domingo sobre un comunicado final, destacando las divisiones cada vez más amplias entre las potencias mundiales de Estados Unidos y China.
Las 21 naciones en la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Port Moresby lucharon por salvar las diferencias sobre el papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que gobierna el comercio internacional. El presidente de la reunión, el primer ministro de Papúa Nueva Guinea, Peter O’Neill, emitió una declaración.
“Todo el mundo está preocupado” por las tensiones entre China y Estados Unidos”, dijo O’Neill a una multitud de reporteros que se le acercaron después de que confirmó que no había ningún comunicado de los líderes.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo que había diferencias entre varias naciones, entre ellas China y las versiones preliminares de Estados Unidos del comunicado _visto por The Associated Press_ que mostraba que Washington quería un lenguaje fuerte contra las prácticas comerciales desleales que acusa de China. Beijing, mientras tanto, quería una reafirmación de la oposición al proteccionismo y al unilateralismo que dice que practica Estados Unidos.
“No creo que sea una gran sorpresa que haya diferentes visiones sobre elementos particulares con respecto al comercio y que se evite que exista un consenso total sobre el comunicado”, dijo Trudeau.
La cumbre de dos días estuvo marcada por la acritud y subrayó la creciente rivalidad entre China y Occidente por la influencia en el generalmente desatendido Pacífico Sur. Beijing es relativamente nuevo en el suministro de ayuda, y sus fuertes préstamos, sin compromisos, han desconcertado a las naciones occidentales que han sido los donantes principales para las naciones en desarrollo y con frecuencia utilizan la ayuda para impulsar a las naciones hacia las reformas.
El vicepresidente estadounidense Mike Pence y el presidente chino Xi Jinping intercambiaron acusaciones en discursos el sábado. Pence profesó respeto por Xi y China, pero también criticó duramente a la segunda economía del mundo por el robo de propiedad intelectual, las transferencias de tecnología forzadas y las prácticas comerciales desleales.
Estados Unidos impuso este año aranceles adicionales a productos chinos por un valor de 250.000 millones de dólares Beijing ha tomado represalias con sus propios aranceles a los productos estadounidenses.
El mundo, según el discurso de Xi, se enfrenta a una elección entre cooperación y confrontación a medida que crece el proteccionismo y el unilateralismo. Dijo que las reglas de las instituciones globales establecidas después de la Segunda Guerra Mundial, como la OMC, no deben ser consideradas agendas egoístas.