Con una visión diferente, muchas horas de trabajo y la ayuda de su fiel equipo, una venezolana en la ciudad de Baltimore trabaja en función de su comunidad. Con su tricolor siempre presente, quiere dejar un legado de solidaridad, sabor y conciencia sobre el medio ambiente.
Casi de madrugada, el equipo de Alma Cocina Latina y Alkimiah preparan alrededor de 500 almuerzos para comunidades de bajos recursos en Baltimore.
“Dependiendo de los pedidos que nos lleguen, si nos llegan más pedidos hemos hecho hasta 570 comidas en un solo día”. Señala Sarah Ordoñez, integrante del proyecto Alkimiah.
Su producción es parte de la iniciativa de Irena Stein y su socia Emily Lerman, quienes decidieron ayudar a las familias más necesitadas en Baltimore, muchas de ellas hispanas. Personas que como consecuencia de las restricciones de la pandemia, se quedaron sin empleo.
“A los tres días ya estábamos viendo cómo establecer una cocina, para ayudar a las comunidades en Baltimore, que no tienen recursos de comida y de buena comida”. Dice Irena Stein, fundadora de Alma Cocina Latina.
Irena, caraqueña de nacimiento y con más de 40 años en Estados Unidos, decidió crear esta organización como un brazo hermano de su restaurante, Alma Cocina Latina, el cual es el lugar de trabajo no sólo de su equipo, sino de otras organizaciones sin fines de lucro que usan su cocina para preparar los alimentos que luego entregan en los albergues de la ciudad.
“Y lo montamos así espontáneamente y aquí estamos un año luego, la idea es que todos los días hacemos una comida diferente, muy sana y balanceada, y con un 'aproach' de sostenibilidad".
Para Stein y su personal, es sumamente importante que cada plato que se otorgue provenga de una fuente saludable y fresca. No cocina nada que sea perjudicial para la salud y busca la exacta combinación de sabores y nutrientes para que los beneficiarios de su platillo sientan el placer de saciar su hambre y se alimenten correctamente.
Es un proyecto que ayuda a las familias a las que sirve… también a sus empleados, que, en su momento, temían quedarse sin empleo.
“Cuando llegó este proyecto creo que fue un alivio para todos mis compañeros y para mí, poder ser parte de este proyecto de las comidas”.
Ordoñez describe, que más allá de que “Alma” le genera una fuente de empleo, la idea de Irena, ha fortalecido su impulso de colaborar en distintos aspectos del restaurante y la cadena de producción.
“Es una cocina mucho más participativa, quiere decir que lo menús están creados en función de ideas que tienen todos los cocineros a la vez y eso esta implementado en las comidas con el chef” describe Stein.
Esta venezolana espera, en un futuro cercano, abrir las puertas de su restaurante en su totalidad, pues en este momento funcionan a mucho menos de su capacidad debido a la pandemia. Pero lejos de sentir que pierde, asegura que esta crisis sanitaria le ha dejado muchas enseñanzas.
“Para mí toda esa experiencia de Venezuela en mi ser, lo llevo en donde yo este abriendo espacios, y Alma ha sido un espacio, como es un restaurante venezolano, que me ha permitido mostrar una imagen de Venezuela, la bella imagen de Venezuela”.
Por su labor, Irena Stein fue galardonada como “Mujer honoraria de Maryland”, reconocimiento que comparte con todo su equipo y que espera continuar haciendo por mucho tiempo.
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